Los dirigentes nacionales del PAN, PRD y PRI durante una mesa redonda con la periodista Denise Maerker acordaron, sin papel firmado de por medio, no levantar aspirantes a candidatos que no sean cobijados por su propio partido.
Esto es, no usarán platos de segunda mesa para llevarlos a candidaturas por algún puesto de elección popular.
Según argumentaron con el fin de hacer mas limpia la elección.
Si ese principio, llamémosle de caballeros, hubiera prevalecido hace algunos años ni Cuahtémoc Cárdenas, ni Vicente Fox hubieran sido candidatos, además de muchos más que, acomodaticios, buscaron las siglas de otros partidos con tal de llegar a una candidatura.
En el caso de Cárdenas quien decidió registrarlo como candidato a la presidencia de la República, la primera vez que contendió, fue Carlos Cantú Rosas, cuando dirigía el extinto Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, instituto político de factura netamente tamaulipeca.
Luego la historia la sabemos, se forma el Partido de la Revolución Democrática con inconformes ex priistas y fortalece la candidatura cardenista, tanto que le dió pelea a Carlos Salinas de Gortari y hasta hoy hay muchos convencidos de que la elección del año 88 la ganó el michoacano.
Posteriormente, en 2000, Fox se emberrinchó y quiso ser candidato, aún cuando era panista reconocido, decide aceptar la candidatura por parte del Verde Ecologista y al ver el arrastre entre la ciudadanía por parte del guanajuatense, a Acción Nacional no le quedó más que doblar las manos y registrarlo también como candidato presidencial.
Con el resultado ya de todos sabido.
También podemos recordar el caso de Ricardo Monreal quien de ser el candidato natural y aceptado por los zacatecanos, decide el PRI darle la espalda y lo toma el PRD llevándolo al triunfo, de esa paliza los priistas no han podido reponerse, hasta ahora no han recuperado el control de esa entidad.
En Tamaulipas conocemos el caso de Antonio Martínez Torres quien se fue al PRD tratando de ser gobernador y regresó al redil priista desde la administración anterior y hasta hoy permanece en el primer cuadro del gabinete estatal. Tal pareciera que nadie se acuerda de su desprecio al PRI.
Pues bien, ahora los dirigentes de los partidos curándose en salud quieren hacer ese pacto de caballeros para que no se les vayan “sus mejores cuadros” a engrosar filas enemigas.
¿Quién lo respetará?, eso está por verse.
EL OCTOGENARIO
A Rodolfo Echeverría Ruiz le va bien el papel cauteloso que ha adoptado para no echar campanas al vuelo de que el PRI será el ganón en las elecciones venideras.
Aunque admite que, si las elecciones fuesen hoy mismo su partido obtendría el triunfo, prefiere no adelantar vísperas y mejor recomendó a los priistas que eviten cometer errores para no perjudicar los avances que han tenido en varias entidades del país.
Echeverría Ruiz, sobrino del ex presidente, se ha mantenido dentro del PRI al frente de la Fundación Colosio, entre otros puestos y ahora vino a esta capital a tomar protesta a quienes encabezarán la organización de los comités con motivo de la celebración del Bicentenario de la Independencia, de las Leyes de Reforma, del Centenario de la Revolución Mexicana y el 80 aniversario de este partido.
El octogenario quiere recuperar sus aires de grandeza para volver a Los Pinos y a Palacio Nacional, si llega, esperemos que no sea lleno de rencor y ganas de desquite.
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