– Dos de los tipos que controlan el trasiego de la droga dentro del Penal son uno de apellido Del Bosque y uno apodado “El Chango”.
¿Y cómo le hacen para meterla?
Hace algunos años, por la parte alta de las bardas recibían a través de “pelotas” pequeñas que les eran tiradas del exterior desde un baldío aledaño.
Hoy, pasan por la puerta.
Durante las visitas, pasan los paquetes y bolsas por la aduana de revisión a través de mensajeros plenamente identificados que tranquilamente llevan los envíos sin ser molestados.
Mientras otros visitantes son revisados, ellos pasan y a los guardias y comandantes les basta volver la vista a otro lado disimuladamente para no “darse cuenta” del hecho.
“Has de cuenta que pasan con las bolsas, pero en lugar de ir a revisión, pasan a la oficina del jefe de seguridad, pagan su moche y ya se pueden ir para adentro con su mercancía”.
Se calcula que reciben cargamentos de varios kilos por semana y no sólo de mariguana, sino también pastillas psicotrópicas y algún otro tipo de estupefacientes.
-¿Cocaína también?
– No sé, ésa no la he visto. Pero ¿crees que no?Mariguana, sí, me consta.
– ¿Armas, puede ser?
“Pos si pasan bolsas con droga, celulares, ¿tú crees que no tengan armas adentro? dijo “Jorge”, otro de los entrevistados, quien pidió omitir su nombre verdadero.
“Comandantes, sargentos, oficiales, de todos los niveles están implicados”,
Y no sólo es la droga.
También tienen permiso para pasar televisores, videocaseteras, pornografía, celulares, nextel, juegos de video, alcohol y cerveza los fines de semana y en fechas especiales.
– ¿Y los cateos y revisiones?
“Nooo, pos les dan el pitazo antes o sencillamente cuando hay esas revisiones ‘sorpresa’, ni siquiera van para allá”.
Las cuotas que deben pagar los internos para no ser trasladados a los otros dos penales estatales, el de Cadereyta y el de Apodaca, que cuenta con más estrictas medidas de seguridad, son altas.
“Hablaron conmigo”, dijo uno de los reos “me pidieron 12 mil pesos por no llevarme”.
“Aquí no parece una cárcel. Parece una colonia con sus barrios de ricos y pobres. Andan libres… como en su casa”, comentó “Jorge”.
Los privilegiados tienen sus cuartos como si fuese una habitación de un hotel, no una celda.
En la visita conyugal pueden meter mujeres y aunque el tiempo para que se retiren de la visita son las 5 de la madrugada, los privilegiados pueden dejarlas salir hasta las 9 o 10 de la mañana sin que nadie les diga nada.
“La palabra de los malandros es que dicen que son de la Compañía o dicen ‘soy de La Letra’. Hay tres cabrones que controlan todo ahí adentro y entre ellos no hay bronca. Se respetan su venta”.
Existe una narcolista donde están los directivos, comandantes, sargentos y oficiales de todos los niveles y que, se sabe, participan de la red de corrupción.
No todos le entran. Pero por lo menos, la mitad del personal penitenciario es parte de la mafia.
“Lo tenemos que hacer… por necesidad, o por miedo”, dicen los que implicados.
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Este texto pertenece a un reportaje realizado hace algunos años.
Cuando la administración estatal no tenía nada que ver con la actual.
De hecho, ni siquiera Rodrigo Medina era el gobernador, sino su antecesor, Natividad González Parás.
Hoy, podría servir de marco de referencia para entender cómo y cuáles fueron las causas de la masacre del Penal estatal de Topo Chico la madrugada del jueves 11, donde aseguraron que habían muerto 52 personas, luego la misma versión oficial fue corregida para precisar que “sólo” fueron 49 las personas asesinadas.
Cuesta trabajo para cualquier ciudadano, pese a lo que se ha vivido en temas de inseguridad y violencia en el país y en Nuevo León, cómo es que Topo Chico es un pueblo sin ley, donde se supone que existe una autoridad para controlar la rehabilitación y el confinamiento de los internos.
¿Qué tipo de armas y cuánto tiempo se necesita para dar muerte a medio centenar de personas?
Las preguntas sin respuesta son muchas…
¿Cuántas horas tuvieron que pasar para que la dirección del centro penitenciario y los custodios, personal de seguridad interviniera?
¿Intervinieron?, sería otra duda.
El suceso congeló a todo el personal de seguridad, por lo visto. Los dejaron pelear y asesinar a mansalva, hasta el hartazgo.
Cualquiera que haya sido el motivo del inicio de la riña y el enfrentamiento denota una absoluta ausencia de autoridad.
La incomunicación, el no saber nada de sus familiares desesperó a las personas que se dieron cita a las afueras del inmueble para averiguar sobre el estado de sus internos.
Gobierno del Estado permitió que corrieran las horas y fue muy tarde ya, cerca de las 9 de la mañana cuando se informó oficialmente de lo sucedido.
Del control ejercido por parte de algunos bandos es evidente. Y entre quienes controlan Topo Chico parecen no estar uniformados, representante de una autoridad oficial.
Hay una autoridad, pero ésta pertenece a células del crimen organizado que lo ejercen porque se los permiten.
“Entre ellos no hay bronca”, dijo “Jorge” aquella ocasión, de hecho, no había…. hasta la madrugada del jueves.
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