Desde el surgimiento del México moderno, del post revolucionario, el país decretó los departamentos y reforzó, ya en “democracia”, las principales secretarías para tratar de dejar atrás la dictadura del Porfiriato y encaminarse hacia el desarrollo de la nación con “justicia y libertad”.
En aquel México bárbaro (no tan lejos del actual), pero sobre todo injusto, falto de educación y sumido en la pobreza, naturalmente que las primeras secretarías que se reforzaron fueron las que tenían que ver con el trabajo y la industria, algunas de las cuales se incorporaron a la de Gobernación.
La administración pública tenía también sus departamentos que tenían que ver con la obra pública en su Secretaría de Gobierno, que luego adoptó precisamente su nombre de Obras Públicas, más tarde fue Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas y de hace tres décadas a la fecha se le conoce como Secretaría de Desarrollo Social (buena pa´ la cosecha de votos).
De los años 50 a la fecha infinidad de ciudades en el país, sobre todo ya en los años 70, tienen un alto crecimiento poblacional y de infraestructura. Muchas ciudades medianas y grandes se vieron repentinamente atestadas de gente y poco a poco de pavimento; la obra pública tuvo que acelerarse.
Pero así como aumentaba el pavimento surgían los baches por doquier.
Alguien dirá, y seguramente con mucha razón, pues obvio, todo tiende a deteriorarse.
Por eso en cada municipio (pavimentado) existe alguna secretaría, dirección o departamento que se encargó de esa especial tarea del bacheo, recarpeteo o tapadera de baches.
Pero hasta hoy, está por demás probado que estos equipos no han servido, ni en Monterrey (y toda su zona conurbada), ni en Reynosa, ni en Nuevo Laredo, ni en Tampico y ni en Veracruz, por mencionar algunos.
Sobre todo cuando llueve, los baches afloran peligrosamente, y es tema de todos.
Se imagina usted si hubiera un Secretario para Baches en la administración, más allá de tener a quien dirigirle la mentada cada que caigamos en un bache, el gabinete y los gobernados tendríamos a quien responsabilizar. El recordatorio material no sería al aire o al alcalde en turno, que sabemos, los baches les vale nada.
Se imagina usted el plan del secretario de baches municipal, su agenda, su plan, la interacción con la gente, pero sobre todo sus comparecencias ante la sociedad.
El secretario de baches sería un personaje bien mediático, o saldría del bache o se hundiría en él.
Y más que el de desarrollo social, el de obras públicas, o hasta el diputado x, sería el tapado destapado; claro, si a final de cuentas tapó los baches, que hoy por hoy y desde que tenemos uso de razón, son nuestros talón de Aquiles.
Claro, el Secretario de Baches tendría que ser honesto y poner fin al negocio de la tapadera con material chafo, pues la auditoría ciudadana estaría al orden del día.
Si un secretario, en este caso el de baches, comprobara eficiencia y honradez en la tapadera de baches, tendría el futuro casi asegurado; si no, los ciudadanos se encargarían de mandarlo mucho… muy lejos. ¿A poco no es buena idea? Si ya tenemos secretarías de Protección Civil y de Movilidad… pues otra más que proteja a los ciudadanos no estaría de más.
asalasuniversal@yahoo.com
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