Los impactos de la sequía no atendidos oportunamente, fueron “olvidos colaterales” de la guerra que nadie pidió y a estas alturas, no se pueden resarcir tomándose una foto al lado de un Rotoplas.
Así como Reynosa fue víctima de la insensibilidad de Conagua cuando se quedó esperando el apoyo comprometido para arreglar la infraestructura del drenaje que se tuvo que colapsar para evitar que la irresponsabilidad de ese organismo provocara que las lluvias del huracán Alex inundaran varias colonias próximas al cauce del Rio Bravo, así se quedó el país esperando el empleo.
A inicios del 2012, cuesta trabajo digerir mentalmente la transformación discursiva y de imagen a que ha tenido que recurrir la casa presidencial para motivar en los televidentes un rápido olvido de las injusticias generadas desde Los Pinos en el último lustro.
Acostumbrados a verlo levantando la ceja mientras vertía regaños apoyado en su faraónico pódium, cuesta trabajo ver al presidente Calderón parado junto a un tanque plástico de agua, batallando para sostener con las manos, micrófono y tarjetas informativas.
Mirar a los que lo rodeaban en Zacatecas, trajo a mi memoria los rostros de esperanza de los ejidatarios inundados en Reynosa, solo que ahora, aquellos claman por agua; acá la irresponsabilidad fue inundarnos. Por cierto Fonden quedó debiendo, aduciendo que los ejidatarios no llenaron con buena letra el cuestionario de 17 hojas.
Tristemente recordado por solapar con lujo de prepotencia el grave descuido de sus subalternos al no disminuir los niveles de las presas previamente a la temporada de huracanes en 2010, Luege Tamargo habla hoy como si fuera novedad que en Chihuahua hay escases de agua.
No fue sino hasta que su intención de ser candidato del PAN a la jefatura de gobierno del Distrito Federal se vio cancelada por la decisión cupular panista que entronizó a Isabel Miranda de Wallace, que el responsable de los diagnósticos continuos del abasto de agua en el territorio nacional recordó que en su escritorio había un pendientito: la sequía.
Su aparición, nos permitió reflexionar sobre aspectos normativos de la conducta de quienes profesan las ideas de derecha, porque mientras a las fuerzas económicas privilegiadas, nacionales y extranjeras dedicadas a la minería les otorgaron omnímodos privilegios, a los Rarámuris los olvidaron.
Pero ni de qué asombrarnos, porque ancestralmente ligados con las fuerzas provenientes del exterior para explotar a México, los panistas de hoy siguen nadando en contra de la corriente nacionalista para propiciar la riqueza de extraños, aunque a los chihuahuenses, particularmente los indios Rarámuris, se los lleve la miseria.
Los derechistas azules, solamente aceptan usar el color rojo en la alfombra que personalmente le tienden al paso de empresas como Coeur d’Alene Mines, Gold Corp., Gammon Lake, Glamis Gold, Agnico Eagle Mines, GrupoMéxico, Mine Finders, Agnico Eagle Mines, Panamerican Goldfields, Gammon Gold y Jinchuan Group.
Los que saben calculan en alrededor de 84 mil millones de pesos lo que la producción minera de Chihuahua ha puesto en las ganancias de múltiples empresas tanto mexicanas como de fuera, mientras que la pobreza de los indios Rarámuris, llegó a niveles desesperantes.
Irónico, pero si revisamos el precio en el mercado, encontraremos una asimetría por demás indignante cuando empresas como Coeur d’Alene Mines gasta de seis a siete pesos en producir una onza de plata, mientras habitantes de la entidad donde nace esa gran cascada de enriquecimiento multinacional, no tienen qué comer ni qué beber.
Si es cierto, como se dijo en diciembre, que el presidente de México pasó vacaciones navideñas en Chihuahua, habría que analizar si alguien le explicó que mientras él estaba absorto en la guerra que nadie le pidió, la sed de justicia social, empleo y educación de calidad que surgió en el país entero, en Chihuahua era de agua.
Lo triste es que en vez de buscar la fórmula para que con las utilidades exorbitantes que se obtienen de esa zona en el rubro minero se constituya un fondo que apoye a las etnias habitantes de la zona, nada más echó a andar a Luege Tamargo para que el garrafal olvido lo convirtiera en noticia de última hora.
Sobra decir que ni la sequía empezó ayer, ni la hambruna se desató en diciembre del 2011. Nos encontramos ante un penoso asunto, cuyo origen se llama olvido.
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