En Tamaulipas parece que se dará el fenómeno de recoger “pedacería”, de políticos con antecedentes probados de corrupción. En el caso de la contratación de Rogelio Benavides Pintos como asesor del nuevo mandatario emanado del PAN, pone en entredicho el compromiso contraído por este partido para evitar actos que dañen la imagen y provoquen el desvío de recursos públicos.
El ex funcionario nuevoleonés, relacionado con el “cobijagate” donde infló los precios de las cobijas que repartirían en las colonias proletarias de aquel estado fue señalado como alguien no calificado para incorporarse al equipo tamaulipeco.
Parece que eso no le importa a Francisco Javier García Cabeza de Vaca, según lo asienta una nota publicada en el periódico El Universal.
El mandatario que se comprometió a servir a los tamaulipecos le da más valor a “la amistad de muchos años” que tiene con el ex funcionario destituido que encaminar su administración por una senda de transparencia y cero corrupción.
SUCH A NASTY WOMAN
Una mujer tan asquerosa, así más o menos se traduce lo que Donald Trump le dedicó mientras Hillary Clinton hablaba durante el último debate entre contendientes por la presidencia de Estados Unidos.
Decía el señor Juan Luna, jefe de información en el periódico El Mañana de Nuevo Laredo: no me molesta que me mient… la madr…, lo que me enoja es el tono que empleas.
Si usted revisa el pasaje del debate donde Trump pronuncia esas palabras, más que las palabras en sí, lo que descoloca, dirían los españoles, es la forma como las pronuncia, su expresión facial, lo que revela de su personalidad acostumbrada a herir y a faltar al respeto.
Y no es que Hillary sea mejor que él en eso de respetar al prójimo, sólo que ella controla mejor la situación, aunque darle la espalda a su oponente y no despedirse de Trump de la contienda presidencial, diciéndole bye, bye Donald, también la ubica en el punto de ser una persona que no olvida las ofensas. Que se agarre Trump a partir de ahora, porque la elección ya está decidida, lo más seguro es que gane la demócrata.
LA MEXICANIZACIÓN DE LA CAMPAÑA
“Bueno, se puede fijar en el año 2000, cuando Al Gore (demócrata) no aceptó el resultado de las elecciones (…) Dado el nivel de trampas que hacen los Clinton, decir que vas a aceptar el resultado antes de ver los números y de dónde vienen es naif. Los Clinton son unos tramposos conocidos, extremadamente deshonestos”. Más aún, aseguró poner en duda la limpieza de las mayorías demócratas en el noreste de Estados Unidos. (Rudolph) Giulani, de paso, dijo que le daba “miedo” el programa de Clinton en Sanidad, que calificó de “socialista” y que quebraría la economía de Estados Unidos”, esa es la opinión recogida por el periódico español El País de quien fue alcalde de Nueva York respecto a la pareja Clinton, al aludir a que ya hubo un antecedente antes de Trump, quien ahora amaga con que no aceptará el resultado de las elecciones.
Con lo anterior lo que se ve es que la elección de Estados Unidos se mexicaniza aún más.
Pero en Estados Unidos a la candidata demócrata, si gana la elección, le esperan cuatro años de una administración súper fiscalizada, los republicanos no le perderán pie ni pisada, en pocas palabras no le resultará fácil gobernar, habrá sectores de la población que no se unirán al ganador como ocurre comúnmente en ese país, algo que a los mexicanos siempre nos ha sorprendido.
Allá la tradición es olvidar las afrentas de campaña y trabajar todos juntos sin distingos partidistas, pareciera que la práctica está llegando a su fin y por ello la mexicanización de un proceso electoral sui géneris por la participación de una mujer ganadora y el nivel que alcanzaron los insultos entre contendientes.
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