El doctor Rubén Montalvo terminó su especialidad en la Ciudad de México y se vino a Matamoros en 1971 a la clínica del IMSS en la Sexta y Ocampo, con una particularidad, no como jefe de cirugía pediátrica, sino de consulta externa. En medio de este relato el doctor Montalvo recuerda que se acababa de abrir el Hospital General “Alfredo Pumarejo” y el director de este último, el doctor Obregón, lo invitó a integrar el servicio de cirugía y de cirugía pediátrica.
Al llegar al Hospital “Alfredo Pumarejo” en 1972 se abrió en el aspecto quirúrgico, un campo muy amplio para el doctor Montalvo, que le permitió afianzar la experiencia que había adquirido en la capital del país, pero en Matamoros obtuvo sustancial madurez profesional, pues aún recuerda que en esa época su acción profesional era muy amplia; incluía neurocirugía, cirugía de tórax, trauma, entre otras actividades.
Recuerda que tuvo dos residentes extraordinarios, los doctores Canchola y Víctor Reyes, amén del grupo de enfermeras al que cataloga de excelentes. Hizo muchos diferentes tipos de cirugía en el entonces Hospital General de Matamoros. Con el paso del tiempo llegó a ser subdirector y después director del hospital del IMSS. Participó en la creación del hospital “Norberto Treviño Zapata” en la misma calle Sexta.
Cabe señalar que el doctor Montalvo se opuso a la creación de este hospital por la sencilla razón de que, como en casi la mayor parte de Matamoros, se inundaba, pero al final dice que ganó la política, pues el terreno era de alguien muy influyente y no se tomó en cuenta lo que algunos opinaban; en el primer ciclón que hubo todo el equipo que había en el sótano se echó a perder por la inevitable inundación.
Al dialogar con el doctor Montalvo es imposible no abordar su versión del tema de la Facultad de Medicina, que se originó como una acción de causa efecto con punto de partida en la Escuela de Medicina de Tampico, la cual tenía exceso de alumnos y esto generaba conflicto en los estudiantes que no podían ingresar, entonces la UAT decidió la creación de otra escuela de medicina en el norte del estado, Nuevo Laredo, Reynosa o Matamoros.
Se nombró a dos médicos para hacer una investigación en la frontera y detectar el lugar idóneo para ubicar la nueva escuela de medicina; uno de los doctores nombrados era de la Escuela de Salud Pública de México y el otro de su contraparte en Houston.
Un punto básico clave que favorecía a Matamoros fue que el Hospital “Alfredo Pumarejo” estaba recién inaugurado y con mucha capacidad clínica y quirúrgica en esa época. A este detalle se sumaba otro hecho y era que para efecto de impulsar la formación de la Facultad de Medicina en Matamoros se reunían diecisiete especialistas de nuestra ciudad, en la que participaban sus colegas de Brownsville, Texas, que también tenían especial interés en ese proyecto.
Finalmente, después de todas estas instancias, se decidió que la mejor ubicación fronteriza para la escuela de medicina de la UAT era precisamente Matamoros, y un 4 de octubre de 1972, con la presencia del rector, del entonces alcalde, nuestro entrañable amigo Don Sergio Martínez Calderoni y de un buen número de médicos, se inauguró, aún sin un espacio donde impartir clases, la muy citada Facultad de Medicina, que dio sus primeras clases en la Escuela de Enfermería.
El doctor Montalvo fue de los primeros maestros, con la clase de Anatomía durante dos años, y menciona que los alumnos de enfermería al sentirse invadidos por los de medicina comenzaron a protestar al suponer que les quitarían su edificio, razón por la cual tuvieron que salir de ahí y se fueron a impartir clases a diferentes lugares, tales como el “Hospital Anaya”, en lo que hoy es Bellas Artes, en la calle Ocho e Iturbide, también en la Cruz Roja, e incluso en uno de sus primeros consultorios en el edificio “Rebeca” en la colonia Jardín.
Cuenta el doctor que en uno de los aniversarios del Hospital Alfredo Pumarejo tuvo la
oportunidad de invitar a los festejos a su maestro de la especialidad, el doctor Arturo Silva Cueva, quien aceptó venir con una condición: que le permitiera llevar a grandes especialistas para impartir pláticas en nuestra ciudad. En esa ocasión estuvieron en Matamoros los doctores González Serna, primer cirujano cardiovascular de pediatría; Goñi del Peral, cirujano de columna pediátrica; así como el ilustre padre de la pediatría en México, el doctor Federico Gómez Santos y Franco Vázquez.
Querido y dilecto lector, la incertidumbre de cómo se iban a pagar los pasajes de los invitados fue resuelta por el entonces alcalde de Matamoros, el ya citado Sergio Martínez Calderoni, quien entendió la trascendencia de los visitantes para la medicina en nuestra ciudad y autorizó una partida para darle lustre al aniversario del Hospital General.
El tiempo hablará.