Egidio Torre Cantú estaba en su casa, jubilado de la política, cuando del Cielo le cayó entrar de relevo como candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas. Y literalmente fue del Cielo, porque hacia ese destino seguramente iba su hermano Rodolfo, asesinado horas antes cuando circulaba en una carretera de Ciudad Victoria.
El 28 de junio de 2010 Rodolfo Torre Cantú fue acribillado junto a colaboradores y escoltas. Faltaban unos días para las elecciones. Un crimen que nunca se resolvió en este sexenio sangriento que abonó el terreno para que el PAN llegue al poder por primera vez.
Aún cuando no estaba en sus manos esclarecer la muerte de su hermano, el gobernador que cuenta los días para irse, públicamente nunca tuvo un fuerte discurso de reclamo a la Procuraduría General de la República (PGR) que atrajo la investigación.
El 2 de julio la dependencia federal entró al quite porque en los hechos se usaron armas de fuego exclusivas del Ejército, Armada y Fuerza Aérea de México. Pero en seis años la percepción pública es que nadie, ni sabuesos investigadores, ni fiscales, movieron un dedo.
Dos días después (4 de julio) y en ese ambiente luctuoso el PRI ganó las elecciones como se esperaba, aplastante. Y Egidio recibiría un regalo que nunca se imaginó: ser gobernador del Estado.
Manuel Muñoz Cano, Mercedes Guillén Vicente y Marco Antonio Bernal, entre otros del gabinete y legisladores federales, fueron relegados en la decisión que apoyó el entonces gobernador Eugenio “Geño” Hernández Flores. La familia Torre llevaba mano.
El nuevo gobierno empezó con un moño negro colgado en la sede del PRI estatal y la tristeza en el ambiente político de la capital que sufría los primeras escaramuzas sangrientas por la disputa territorial de dos grupos del crimen organizado, principales sospechosos de la autoría intelectual y material del asesinato de Rodolfo.
Cuando faltaban poco más de cuatro meses para que Egidio asumiera el cargo, entre el 22 y 23 de agosto de 2010, el mundo conoció el horror de la masacre de 72 migrantes masacrados en un rancho del municipio de San Fernando, a dos horas de Ciudad Victoria por la recién bautizada carretera de la muerte.
Tamaulipas estaba en los principales titulares de noticieros y portadas de periódicos del mundo, como nunca por dos eventos registrados en apenas dos meses: la muerte de un candidato del PRI y el hallazgo de decenas de inocentes centro y sudamericanos, literalmente fusilados, por negarse a ser reclutados por los narcotraficantes.
Egidio inició su gobierno entre dos fuegos y su prioridad no era presionar a la PGR para dar con los asesinos de su hermano. Tamaulipas se estaba incendiando y su imagen era la peor que un Estado podía tatuarse.
La prensa internacional prefería cubrir otros frentes de guerra como Siria o Afganistán, que enviar a sus reporteros y camarógrafos a este Estado. Uno de ellos, Carlos Loret de Mola, de Televisa, nunca pisó zonas bélicas tamaulipecas.
Reporteros de la frontera también fueron desaparecidos, muertos o descuartizados, sin que el gobierno de Torre Cantú se solidarizara con el gremio. Y si lo hizo fue a través de funcionarios de su gabinete.
En mayo de 2012 hombres armados penetraron a las instalaciones de Hora Cero en Reynosa, amenazando al personal y dañando vitrales con las cachas de sus ametralladoras, y nunca sentimos solidaridad, menos protección, de las autoridades estatales.
Igual pasó con colocación o detonación de granadas en edificios de Televisa en Matamoros, Tampico y Nuevo Laredo, y el estallido del coche-bomba afuera del periódico Expreso de Ciudad Victoria el 19 de marzo del mismo año.
Egido está por desalojar el Palacio y la Casa de Gobierno. Se irá dejando un Estado igual o peor, donde la estrategia de seguridad federal, su principal bandera, fracasó dejando cientos o miles de millones de pesos en cestos de basura. Se va dejando más huérfanos y más viudas.
Se irá como un gobernador perdedor, con la percepción de los tamaulipecos que nunca tuvo los afectos del presidente Enrique Peña Nieto. Menos el respeto de la clase política de Tamaulipas.
twitter: @hhjimenez
Discussion about this post