Según Beatriz Paredes, “el PRI fue imprescindible en la construcción del México del siglo XX y, el nuevo PRI, será imprescindible en la construcción del México del siglo XXI”.
La dirigente priísta lo dijo en la culminación de su discurso al cerrar la XX Asamblea Nacional que se desarrolló en Aguascalientes y donde predominó la característica fundamental del priísmo: la simulación.
¿A poco no?; por citar sólo una pequeña, aunque contundente prueba, basta recordar las irregularidades en el procedimiento de selección de delegados. La mayoría de los ahí reunidos con representaban el sentir auténtico de los militantes de su municipio.
Y aún así, sin conocer detalles de las modificaciones a los estatutos, los programas de acción y la doctrina de principios levantaron la mano para ‘simular’ que el partido, todo, está en el mismo canal.
En el estrado principal la presencia de Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones mantuvo el entorno a punto de ebullición, sobre todo cuando, desde su lugar, Peña Nieto alentaba a sus priístas del Estado de México a aclamarlo. Pero no pasó a mayores. Ambos hicieron acopio de lo que mejor saben hacer: simular.
Beatriz Paredes se ganó un prolongado aplauso, de pié, de sus correligionarios cuando encendió la voz para embestir al Gobierno Federal por su incapacidad para frenar la ola delincuencia. Una simulación más que se derrumbó apenas minutos después cuando censuró al empresario Alejandro Martí quien pidió a los gobernantes, todos, renunciar si no tienen la capacidad de dar resultados.
Y así, de simulación en simulación, el PRI armó su Asamblea Nacional.
La simulación tiene ‘efecto dominó’. Por ejemplo, ahora que han aparecido los cuestionamiento sobre por qué el dirigente estatal del PRI, Ricardo Gamundi Rosas conservó un perfil tan bajo durante el evento en Aguascalientes, él ha filtrado la información de que por instrucciones de la misma Beatriz se mantuvo concentrado en una comisión especial que tenía como objetivo ‘planchar’ bien a bien los acuerdos que serían votados. Una simulación más.
Han sido varias las ocasiones en que Gamundi ha filtrado versiones que le han solicitado apoyo de varios estados en proceso de elección y cuando el PRI triunfa, se cuelga medallas ajenas asegurando haber sido factor de éxito más allá de Tamaulipas. Simulación, nada más.
Ahora bien, la simulación contribuyó al éxito electoral del PRI el siglo pasado, pero no se sabe si le alcanzará en el nuevo siglo, como pretende la dirigencia.
Antes, la simulación favorecía a encumbrar a un solo personaje y el poder presidencial alcanzaba para eso y más.
Pero, hoy, el PRI está disminuido sin la Presidencia de la República y con 18 gobernadores, muchos de ellos con proyectos propios no sólo federales sino estatales.
El PRI no es la segunda fuerza como nos quiere hacer creer, sino la tercera. Ellos mismos llevaron a Madrazo al tercer lugar en el 2006.
Si les es imposible despojarse de la simulación por lo menos deben modernizarla en pleno siglo XXI y para eso les falta mucho por lo que se vio en Aguascalientes.
Un solo ejemplo les voy a dar:
‘Los Simuladores’ es un programa de televisión donde cuatro hombres se juegan a veces hasta la vida para resolver los casos más inéditos que se pueda imaginar.
¿Cómo hacen si sólo son cuatro? Porque cada uno sirve para algo, porque todos se respetan entre sí y porque saben planificar y cumplir cada quien con su tarea. Porque ninguno es protagonista y ninguno a la vez.
Los deberes se dividen así:
Logística y Planeación, Técnica y Movilidad, Caracterización e Investigación.
Ninguna de las reformas que hizo el PRI incluye, medianamente, algo parecido.
Es cierto, alguien dirá que ‘Los Simuladores’ no es más que un programa de televisión y como tal es ficción.
¿Y qué ha sido el PRI desde el 2000?
EL FINAL
Los pequeños sub-campeones mundiales de beisbol infantil se merecen algo más que una gran recepción. Ojalá el gobierno de Matamoros lo entienda. Felicidades.
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