Dallas Keuchel y Justin Verlander se encargaron de silenciar a la batería de los Yankees y encaminaron a los Astros a la Serie Mundial de beisbol.
Fueron algo así como aquella mancuerna de los Dodgers compuesta por Sandy Koufax y Don Drysdale que en la Final de 1965 se dio vuelo con los bateadores precisamente de los Yankees.
Hoy, los Astros participan en una Serie Mundial y van por el gallardete contra Dodgers, el equipo que generalmente alínea más mexicanos, pero en esta ocasión no contará con ninguno.
Adrián González y Julio Urías están fuera por lesiones, pero como desde la “Fernandomanía” es el equipo más popular de éste lado del Río Bravo, aun sin paisanos será el favorito sentimental.
Así que, a disfrutar la Final del bien llamado Rey de los Deportes, y sé que hay quienes se apasionan con el soccer, pero el beisbol es otra cosa, por sus jugadas relampagueantes en el cuadro, las atrapadas en los jardines, los cuadrangulares que le dan la vuelta a la tortilla, los duelos entre pitcher y bateador que son como jugadas de ajedrez, y lo mejor, que cuando el resultado es cerrado, gane quien gane, el aficionado queda satisfecho, no hay enemistades por las redes ni grescas en el graderío. Es sin duda un deporte que no atiza encono, al contrario fomenta armonía.
Que tengan todos un buen inicio de semana.