E sta entidad amerita una nueva Constitución Política, en virtud de que la actual, por estar en vigencia desde el 16 de febrero de 1921, por razones más que obvias, ya no está adecuada a los tiempos actuales y por tanto facilita chanchullos orquestados por el titular del Poder Ejecutivo, que luego los aprueba el obsecuente Poder Legislativo sin ningún recato.
Pero como a partir de octubre del año pasado la mayoría en el Congreso del Estado la detenta la fracción morenista con todo y que dos que tres, sin ningún pudor, se pasaron al bando azul, esto ha provocado que el mal humor flote por el recinto legislativo y de una densidad que si no abren las ventanas, las sesiones van a terminar como el Rosario de Amozoc.
Por ejemplo, se presta a la perversidad que si los proyectos o iniciativas adquieren el carácter de ley o decreto, al ser aprobados por la mayoría de los diputados presentes, (artículo 68 de la Constitución Política local), qué objeto tiene que si esa aprobación no satisface los apetitos del gobernador, le den facultades para hacerle observaciones y así se discuta por segunda vez, nomás que ahora tendrá que ser aprobada por las dos terceras partes (artículo 72).
Una situación que en el presente y en el futuro está fuera de posibilidad el que una sola corriente política pueda reunir las dos terceras partes.
O sea, el gobernador sabedor de la anterior circunstancia termina saliéndose con la suya, que si fuera en beneficio de la ciudadanía hasta aplausos se ganaría, pero no, el veto suele ser plan con maña.
Por lo anterior, ahora que se avecina la renovación del Poder Ejecutivo, los precandidatos ya andan recorriendo los municipios de Tamaulipas, que bueno sería, aparte de buscar posicionamiento, también vayan indagando cuál es la piedra que traen en el zapato los tamaulipecos, para que quien gane, antes de iniciar su período ya tenga un panorama de lo que conviene reformar, adicionar o de plano una nueva Constitución, que contemple los reclamos sociales.
Por algo don José María Morelos y Pavón calificó a la Constitución de Apatzingán como “Sentimientos de la Nación”, porque en esa carta se aglutinaban los anhelos populares, y la de Tamaulipas ya debe adecuarse a los tiempos actuales.
QUÉ LANZAMIENTO DE AMLO
Ya no parece haber dudas -excepto entre sus detractores-, el que Andrés Manuel López Obrador aplica la estrategia del beisbol a la política. Con un cambio de velocidad dejó abanicando la pelota a quienes prontamente salieron a dar cátedra de derecho constitucional al anunciar que ya tenía testamento político.
Obvio que AMLO sabe que no puede heredar la República ni tampoco entregar el Poder por decreto, hacer esto último va a pasar por un tormentoso proceso eleccionario 2023-2024, pero el “Preciso” que hasta ya juguetea con sus rivales, al menospreciarlos corre el riesgo que le tumben la charola con las enchiladas.
Nomás que la elucubración es que no por mera ocurrencia ha extendido las funciones de los militares, quienes estarán prestos a cumplir con la obligación constitucional de respaldar al Comandante en Jefe (artículo 89 fracciones IV y VI de la Constitución Política de México).
En resumen: la Herencia de AMLO no es un desvarío sino una pitcheada política que dejó petrificados a sus detractores. Lo que me recuerda una cita de Rudolph Guiliani en su libro Liderazgo, en el que apuntó ser fanático del Rey de los Deportes y que trabó amistad con Joe Torre, el mánager de los Yankees de Nueva York, con quien varias veces comió y con quien aprendió que la estrategia del beisbol era aplicable a la política.
Ahora tenemos un presidente beisbolero que le sabe a la “grilla”, pero que no debe creer que la “Conserva” mexicana ya está ronroneando alrededor de sus pantalones. Entretanto, falta que revele el nombre del Albacea Testamentario, cuando lo haga, van a saltar plumas y gorupos.
EL TRÍO ‘LOS TAMAULIPECOS’
No es una terna de guitarristas que entonan boleros y corridos como el Cuerudo, sino una compuesta por Américo Villarreal Anaya, César Verástegui Ostos y Arturo Diez Gutiérrez, quienes van en solitario tras las candidaturas del Morena y aliados; PAN y socios y el Movimiento Ciudadano.
Cada quien dentro de su estilo buscan la identificación con sus respectivos correligionarios, pero en los hechos lo que andan haciendo es posicionarse entre el electorado en lo general.
Nomás que al puntilloso INE no le pareció un spot de Américo Villarreal Anaya, por andarse ostentanto como doctor y ordenaron la suspensión de su difusión “quesque” porque era tomar ventajas, ante lo cual los abogados electorales de AVA entraron al quite impugnando la decisión de “Córdova and Friends”, y en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le dieron reversa.
Con lo que el ganón fue Américo Villarreal por la curiosidad que despertó su spot publicitario. Si no lo vieron cuando comenzó a difundirse, ahora lo andan sintonizando.
Por su parte el ‘Truco’ Verástegui realiza giras al estilo del viejo PRI, o sea fandangos populares con matracas, abrazos y aplausos, un proselitismo con el que va ganando independencia, que mucho le servirá si en las cúpulas optan por la negociación, aunque trae cargando como plancha de concreto en la espalda el accionar como gobernador de Francisco García Cabeza de Vaca, quien ya está viendo que por Tamaulipas abrieron puertas y ventanas para que vuelen los tiempos del cambio.
¿Y EL PRI?
Está presto a su sepultura y con un funeral en el que ni los zopilotes se van a parar. Cometieron un grave error de aliarse al PAN, aunque habrá que decirlo no fue por decisión de la dirigencia estatal sino de la nacional, pero aun sí escribirán en la lápida frases muy hirientes.
Por su parte el Movimiento Naranja tiene la oportunidad de crecer por Tamaulipas, por supuesto que lo sabe su presidente estatal Juan Carlos Zertuche Romero, sólo que, su virtual candidato Arturo Diez Gutiérrez, tendrá de demostrar que sabe algo más que de cuestiones empresariales.
En suma, así van las cosas por Tamaulipas y creciendo la creencia de que en marzo próximo la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) va a resolver si García Cabeza de Vaca ya está sin fuero, o lo conservará hasta fines de septiembre próximo.
En ambos casos significan problemas y muy paletosos. Si no, pregúntenle a Emilio Lozoya y a Rosario Robles, cómo les cambió la vida por andar cocoreando la Presidencia Imperial, que cuando la ofenden reacciona y gacho. De ello da cuenta Enrique Krauze en su libro con ese título.
Claro que AMLO dice que eso era antes, pero desde que está despachando en Gobernación el tabasqueño Adán Augusto López Hernández, como que el fantasma de la serie “Un Extraño Enemigo” anda aleteando por el Palacio de Covián, con lo que tienden a regresar las reglas del viejo sistema político mexicano.
Y hasta la próxima.