Juan Ramón Santiago, de 44 años, dice ser trabajador de la construcción y vivir en el Fraccionamiento Cima II en Matamoros. Es casi vecino de Martín Esquivel Macías, del Fraccionamiento Cima III, quien afirma trabajar en una empresa constructora. Quizá por esa cercanía de sus hogares se les hizo fácil ponerse de acuerdo con Alma Nohemí Balderas, de la colonia Cabras Pintas, para asaltar autobuses en dicha ciudad portuaria y hacerse de dinero extra.
Según narra la policía que los detuvo, ellos confiesan que nada más estaban aprovechando que no había seguridad en Matamoros para detener las unidades muy cerca de la central de autobuses y someter a los conductores y a los pasajeros, lo cual les redituaba buenas ganancias.
Sin embargo, de acuerdo con Osvaldo Castillo, presidente de la Canaco de Matamoros, los asaltos a los autobuses en la zona urbana y a camiones de carga en las carreteras no son los únicos delitos que afronta Matamoros y Tamaulipas en general, pues la falta de policías y de una eficaz tarea de los cuerpos estatales y federales de seguridad, que están a cargo de la vigilancia en el puerto, ha permitido que los facinerosos operen a sus anchas.
“No tenemos policías y esto lo están aprovechando los delincuentes para cometer asaltos y robos a diestra y siniestra, y tanto los comercios como la población están a merced de estas personas sin escrúpulos que simplemente está logrando las facilidades para sus ilícitos”, sostiene en entrevista periodística Osvaldo Castillo, agregando que las extorsiones telefónicas se han incrementado desmesuradamente en los últimos meses, así como el secuestro exprés.
Sin embargo, las quejas y denuncias de los matamorenses se empatan con las de otras ciudades tamaulipecas, lo cual habla de la grave crisis que sufren sus habitantes, como los de Reynosa en específico, donde los delincuentes cuentan hasta con cámaras de vigilancia en lugares públicos, muchas de las cuales han sido confiscadas por las autoridades.
Reynosa de repente se vuelve tierra de nadie. Y el lunes 3 de agosto no fue la excepción. Los tiroteos, persecuciones y muertos son noticia que espanta al más flemático. Pero los operativos policiacos no dan para más y la población solamente se conforma con los pobres resultados que difunden las autoridades.
Tamaulipas merece otro método para combatir el crimen. Los habitantes de esta entidad ya merecen vivir en paz, porque son más los que viven en el orden y el bien común que los que destrozan la tranquilidad a balazos o cometiendo delitos comunes. Ya es hora de que el gobierno llegue al fondo del problema y acabe con el peligro que se extiende en las empresas, los negocios, las calles y los domicilio de Tampico a Nuevo Laredo.
No es posible que visitantes que llegan por miles a cruzar la frontera por Reynosa vivan platicando historias de terror, unas verídicas y otras inventadas, y muchos de ellos pasen por el temible asalto en carreteras o por el secuestro exprés. Por lo menos los testimonios de algunos regiomontanos han sido verificado y comprobados.
El trayecto de Monterrey a Reynosa se hace en menos de dos horas, pero con su susto en los bloqueos y más con los balazos en plena luz del día, el tiempo se vuelve una eternidad. Y eso sucede por la debilidad de las autoridades que, como en los casos de la delincuencia común, significa una puerta abierta a toda clase de tropelías.
Ya es hora de dar con la fórmula efectiva de que Tamaulipas procure mejores noticias a nivel nacional, en lugar de ser punto de referencia de tantos delitos que ofenden a los buenos habitantes de esta región fronteriza.
Discussion about this post