El informe de la organización Artículo 19 “Disentir en silencio: violencia contra la prensa y criminalización de la protesta, México 2013” hecho público hace unos días, detalla que el cambio de gobierno panista al priista no ha significado una mejora en las condiciones en que opera la prensa en México.
Al contrario, durante el gobierno del priista Enrique Peña Nieto, los trabajadores de los medios han visto incrementar las agresiones al gremio en un 59 por ciento, con 123 casos más documentados, como lo indica una nota del periódico español El País.
Según el reporte de esta organización “cada 26.5 horas un periodista es agredido en México”.
Durante 2013 se registraron 330 agresiones contra reporteros, trabajadores de prensa e instalaciones de medios en el país.
En el 59.3 por ciento de los casos, adivinen quién es el responsable de las agresiones a la prensa, no, no es el crimen organizado, son las propias autoridades, en esos casos siempre un funcionario público está involucrado.
En el informe se establece que “en 274 casos fue posible identificar al agresor. En 146 de esas agresiones el perpetrador fue un funcionario público; en 49 fue una organización social; en 39 el crimen organizado en 30 un particular y en diez casos un partido político”.
Se añade de que de cada cien ataques 85 son dirigidos contra un reportero o periodista audiovisual; diez contra directivos, y el resto contra columnistas, otros empleados de medios y caricaturistas.
“Si bien la problemática se centra en entidades ya identificadas del país –Veracruz, Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas–. Artículo 19 señala que las agresiones documentadas permiten observar un patrón de diseminación de violencia hacia otros Estados. Las agresiones a la prensa aumentaron en el Distrito Federal, Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Tlaxcala, Baja California y Zacatecas”.
En Veracruz han sido asesinados 11 periodistas desde enero del 2011 y en el Distrito Federal las agresiones contra profesionales que cubren manifestaciones se ha incrementado dramáticamente durante 2013.
Como vemos, para el gremio periodístico la presencia de un partido u otro en el poder presidencial no significa mayor seguridad, al contrario, pareciera que los gobiernos intentan por todos los medios de disuadir a los periodistas a que cumplan con su responsabilidad de informar lo que sucede en cada rincón del país.
Por ello, Peña Nieto resultó tan malo, o tal vez peor que su antecesor, Felipe Calderón, en el trato a la prensa y lo más desagradable, es que el mal ejemplo cunde por todas las entidades del país, especialmente en los lugares donde la inseguridad se ha enseñoreado, como Tamaulipas.
LA FRASE:
“Amo a mi país, lo que no me gusta es su gobierno”, esta frase se lee en la parte trasera de un taxi en el Distrito Federal.
Comparto esa reflexión, amo a mi país, pero su gobierno no me gusta.
Por doquier vemos a empleados y gente que fue electa para cargos públicos que no dan el ancho en la responsabilidad que les tocó asumir.
Veo también una resistencia a admitir que no pueden con el puesto, porque “en tierra de ciegos el tuerto es rey”.
Y entre tanta incertidumbre provocada por la violencia e inseguridad, observo que la gente se ha enconchado, ahora con las reformas a la ley donde quieren tipificar como terrorismo que la gente salga a la calle a protestar, se observa un recrudecimiento de la represión abierta y también la soterrada, aquella que se hace discretamente pero que causa tanto daño como la que se exhibe golpeando a manifestantes.
Con las reformas a la ley los mexicanos vemos como se nos van cerrando los canales de expresión, con ello están provocando que cuando el descontento estalle no habrá poder humano que lo detenga.
Correo electrónico: derrotero@hotmail.com
Twitter: @derrotero_mx
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