“¿Qué hiciste? Chequen allá arriba (tejado)”, son los gritos histéricos de una mujer en el momento del disparo de Thomas Matthew Crooks. Hay una foto con su rostro ensangrentado, que Facebook prohibiría publicar.
Este sábado 14 de julio en la tarde un joven de 20 años, originario de Bethel Park, Pensilvania, interrumpió el discurso del candidato presidencial Donald Trump en Butler, del mismo estado estadounidense.
“Si realmente tienen algo que decir, vean que pasaría…”, expresaba el güero expresidente cuando ese momento sintió que algo rozó en su oreja izquierda, dejándole un par de raspones rojos en su rostro.
Parecía parte de su campaña mediática, pero no, fue real.
Por lo pronto la Rosa María me llamó bien requete angustiada: “¡No puede seeer, dispararon a Trump! Ya no quiero ir a La Plaza Mall”. Bueno al rato se le olvidará.
Thomas Matthew no pasará a la fama como Sirhan Bishara Sirhan, un inmigrante palestino de 24 años que mató a Robert “Bobby” Kennedy en el Hotel Ambassador de Los Ángeles, en el cierre de campaña el 5 de junio de 1968 y que pasa cadena perpetua en la cárcel.
De ninguna manera será como Lee Harvey Oswald, identificado como el posible tirador que mató al presidente John F. Kennedy el viernes 22 de noviembre de 1963 en las calles de Dallas, Texas.
Tal vez algún productor de Netflix ya prepara una película para Thomas Matthew. ¿Por qué le tiró? Y otros preguntan ¿por qué falló si estaba a solo 137 metros?
Ya en redes lo condenan porque cualquier tirador hubiera acertado. Portaba un rifle AR15, realizó en total ¡ocho disparos! a una distancia relativamente corta, falló todos menos uno, que le atinó en la oreja a Trump.
Con un visor telescópico, variable, y un 5.56 x 45mm, dicen que sería 99 por ciento letal.
Era un miembro de Antifa, un movimiento político de extrema izquierda, antifascista y antirracista de Estados Unidos. ¿Pero fue también un tirador solitario?
Las agencias de investigación gringas ya están checando el dato, seguramente encontrarán más responsables que organizaron este ataque.
En USA, el país que te permite portar armas y comprarlas como su fueras a un Walmart, Thomas tuvo tiempo de subirse al techo de una construcción y preparar su disparo. ¿Sabía él que iba a morir?
Porque en una campaña presidencial como esa, hay elementos de seguridad municipales, estatales y federales.
Dicen que los del Servicio Secreto, que reaccionaron de inmediato a los disparos. Luis Petri, de seguridad, abatió al joven Thomas.
Podemos criticar a Donald Trump, no le perdonamos que dijo que los mexicanos somos narcotraficantes, no todos somos, nos gusta Taco Bell, amamos las Whataburgers e ir a La Plaza Mall.
Su discurso de odio que llevó a una multitud al ataque al Capitolio el 6 de enero de 2021, en protesta por el triunfo de Joe Biden.
Sin duda este momento, las imágenes con su rostro enrojecido llevarán a Donald Trump hacia una posible victoria en las próximas elecciones.
Ya lo veo como imagen de campaña, con el rostro manchado de sangre, levantando el puño en el aire y gritando “¡Lucha! ¡Lucha! ¡Lucha!”, como dijo al retirarse del mitin de Pensilvania.
Ya por lo pronto decenas de investigadores llegaron a la casa de la familia de Thomas Matthew.
“No sé qué diablos está pasando”, dijo su padre.
¿Es este el país que queremos de vecino? Yo no.