Aunque, restan aún dos y medio años, para el término de este infausto sexenio, al que muchos aseguran no terminará y pocos, muy pocos, piensan que lo está haciendo muy bien, sobre todo en lo económico –hágame el favor– todo es realizar respuestas y conclusiones.
A toro pasado, cualquiera es buen torero; resulta, que ahora pretenden legislar sobre guarderías infantiles, lo que está legislado de antemano, sólo deben acatar las leyes establecidas; reabren casos sellados ya, a los deudos se les indemnizó.
Muy por encima de lo que marca la ley fue una tragedia, es indudable, pero es un accidente, así, simplemente un accidente, por negligencia o por lo que usted guste, pero accidente fue y accidente se queda, para que atizar viejas heridas a un año justo del suceso, mientras las balaceras se suceden inmisericordes, hiriendo y matando, inocentes y culpables, pero matando.
Dichos eventos, vistos así, pueden llamarse en una guerra, ¡porque es lo que es! Para convencernos del hecho, los Estados Unidos, han tenido en 6 años de guerra en Irak, algo así como ocho mil y fracción de decesos.?Pero en la nuestra, según Gobernación, son más de 25 mil los difuntitos y contando, lo curioso, es que cuando uno transita por las carreteras encuentra uno, retenes de la Federal, del Ejército, de la Marina y entreverados, retenes de los chicos malos, –no entiendo–, si saben donde están, porque no someten a quienes saben quien son y donde están.
Esas son, a mi juicio, las decisiones a tomar, no perder tiempo del presidente y legisladores, en fiestecitas postineras, gastando el dinero y el tiempo que no les pertenece, le pertenece al pueblo, para el cual trabajan y del cual cobran ¡muy bien!
Mientras, “los grupos de Poder” no se pongan de acuerdo, esta guerra no terminará, para no decir presidente, diremos sistema, este, no ha tenido, o no ha querido, solucionar esta disparidad, de ideas y negocios.
Porque estos son negocios, los muertos son el pilón, pero ellos, surgen impecables, trajes sin arrugas, whiskeys y tequilas caros, ni que decir de los champanes, ellos viven el México de los ricos, de los Armanis y Max Hoffman, los Chanel, los caviares exquisitos, viandas y viajes palaciegos.
¿Qué importan más muertos?, no son de ellos, ellos, no tienen que preocuparse por la comida de los hijos, ni de la esposa o la madre, para eso es la patria, para engordar señoritos, sin escrúpulos, –bueno, hay algunos que les salen, sólo en verano– dependemos pues, de las decisiones de los grupos de poder, los de la lana, el presidente sólo es un monigotito, indefenso, movido por esas fuerzas, a las que no ha sabido como controlar, estos, lo tienen copado.
En tanto, se llegan a los acuerdos cupulares, muchas familias mexicanas, seguirán llorando más muertitos, estudiantes, profesionistas, gente de principios morales, cuyo deceso, sólo servirá para engordar la bolsa, de algún político advenedizo, sacrílego antipatriota, cuya misión es y será obtener ganancias, sin importar a quien lesione; primero la riqueza, después la moral, ni eventos nacionales, ni espectáculos televisivos, serán suficientes, sólo negociar, con los grupos de poder y en el no poder, ahí está el problema. Saludos.
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