Los estrategas de campaña de Fernando Elizondo, el candidato panista a la gubernatura por Nuevo León preparan una ofensiva contra el aspirante priista, Rodrigo Medina, donde destacarán la trayectoria del ex gobernador interino, contra la novatez del protegido de Natividad González Parás, actual mandatario neolonés.
Los encargados de la imagen de Elizondo harán un “timeline” o sea, un recorrido paralelo en la vida y obra de ambos aspirantes, donde dirán entre otras cosas: mientras el candidato priista estaba reprobando materias en la Universidad Regiomontana, el aspirante panista había alcanzado tales logros.
Y así se la llevarán para que los electores puedan visualizar mejor las grandes diferencias que hay entre ambos candidatos.
Será un buen recurso para destacar la experiencia, ahora que la población está otra vez mirando hacia horizontes donde haya más que caras bonitas, porque los pobres resultados de los modelos de publicidad en los gobiernos, obligan a buscar políticos de verdad y con objetivos claros, no muñecos y muñecas guapas, con la cabeza llena de aire.
Y en ese mismo tenor, observando los anuncios panorámicos diseminados por Nuevo León, al aspirante panista se le percibe más seguro que al joven priista.
Es más, Elizondo no necesita el logotipo del PAN para destacar y llamar la atención, desde lejos se sabe cuál es su partido.
En cambio al priista le metieron ideas muy pochas, por ejemplo en su nombre la G la transformaron en una flecha que forma la palabra GO.
Como si todo Nuevo León entendiera el inglés.
Además, el logotipo del PRI está minimizado, pareciera que se avergüenzan de su partido.
Eso mismo hemos notado en otras campañas aquí en Tamaulipas, los priistas después de la derrota sufrida en 2000, encaminaron sus estrategias a dejar a un lado el logo tricolor y en cambio pintaron de los tres colores sus pendones y anuncios panorámicos.
Quisieron aparentar su deslinde del partido que perdió ante un Vicente Fox crecido por los errores del priismo.
Pero eso nos habla de lo acomodaticios que resultan los candidatos, quienes reniegan del partido que les da su nombre para que sean registrados.
Eso también nos muestra que no hay fidelidad y espíritu de pertenencia a las siglas que les dan cobijo y eso, sólo ocasiona desconfianza.
Porque si ellos como priistas no confían en su partido, la ciudadanía menos.
Los candidatos a las diputaciones federales deben ponerse a razonar sobre qué tanto comparten la ideología priista y qué tanto están dispuestos a defender a su instituto político.
Ahora que los partidos andan tan bocabajeados, es el momento de que el priismo tamaulipeco piense bien qué estrategias aplicarán con miras a las elecciones del 5 de julio, porque de ellas dependerá el resultado del año entrante cuando se elija un nuevo gobernador.
Y a quien le tocará la decisión de definir a su sucesor, esperemos que se vea en el espejo de Natividad González Parás, a quien le ganó el corazón e impuso a Rodrigo Medina como candidato.
Un candidato débil y de muy bajo nivel, si se compara con Fernando Elizondo. Lo que hace vaticinar que el PRI no conservará la gubernatura en Nuevo León.
Algo similar puede ocurrir en Tamaulipas, no lo descarten amigos lectores.
PIRATEO DE CANDIDATOS
¿El fenómeno que se está dando a nivel nacional prenderá en Tamaulipas? Aunque Carlos Flores Rico acuse al PAN de pirateo descarado y frívolo de candidatos, lo que vemos es que el blanquiazul le apostará a lo que sea con tal de ganar la mayoría en el Congreso.
Eso debe tener con mucho temor a los priistas y de aquí a las elecciones veremos más sucesos interesantes donde no importará la lealtad, hay que estar al pendiente.
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