¡Qué tiempos nos ha tocado vivir! Esa afirmación tiene un puntual sentido para quienes nacimos antes de 1980. A nosotros que nos tocó vivir la mesura de los políticos de otros tiempos. Corruptos o no tenían otro código de conducta más afín a lo que entendemos como prudencia. Hago este diminuto prólogo para traer a colación la barbaridad que cometieron los populares chamacos en redes sociales y que hoy gobiernan al “nuevo” Nuevo León.
Las consecuencias de cambiar a los políticos de profesión, con todo y sus defectos, por los famosos de última hora, como diría Jorge Valdano, los cuales nos sirven de placebo para intentar resolver lo que a nuestro juicio no pueden los tradicionales, nos puede costar a largo plazo más de lo imaginado. ¿Por cuánto tiempo estaremos castigando a los políticos tradicionales cambiándolos por los famosos?
Samuel y Mariana nos han demostrado que ser diestros y populares en redes sociales no necesariamente deriva en ser buenos gobernantes. Un personaje exitoso en este rubro depende en un alto porcentaje de ocurrencias del momento, acción impensable en un gobernante
Es importante conocer que al filo del siglo XVI, el alemán Sebastián Brandt había publicado en 1494 un libro titulado “La nave de los locos” (o de los necios), una magistral sátira contra la estupidez humana, un viaje de la humanidad hacia la locura. Barcos transportadores de insensatos.
Observando a esta pareja de chiquitines que gobierna Nuevo León asumo que hoy en día el significado de la locura es su polisemia, que nos muestra no solo la complejidad del concepto sino también su potencialidad para definir distintas realidades y diferentes niveles de locura. Lo que Samuel y Mariana hicieron afirma un lugar, si no importante, al menos original de la locura. Una locura asociada a la imprudencia. Pareciera que hoy en día la locura y la sinrazón tienen una relevancia y función social especial.
El punto preocupante es que una buena parte de la sociedad se identifica consciente y voluntariamente con ellos para representar algo. Es una especie de mundo al revés que toma la forma de un desahogo colectivo, que se identifica con la posibilidad de un rumbo diferente al que hemos venido viviendo, por cierto, profundamente rígido, y que nos ha llevado de decepción en decepción. Si los habitantes de Nuevo León querían un payaso de gobernador ya lo tienen. Si no, a sufrirlo seis años o a promover una revocación de mandato, hoy tan de moda.
Por otro lado, los dramas engastados que estamos viviendo en Tamaulipas con la elección que se avecina nos hacen entender que es la realidad circundante lo que primero afecta a nuestro Estado. Una realidad variada y cambiante. Diría Balzac: abramos con un escalpelo la sociedad para analizar las causas profundas de sus movimientos. Los tamaulipecos estamos en la víspera de una elección en medio de una exigencia política de envergadura.
Querido y dilecto lector, debo decir que me siento transido por la indecisión permanente en la que nos tiene la doctora Maki, es decir muy angustiado y sustancialmente afectado. Ella se la pasa en twitter mandando una infinidad de mensajes religiosos, filosóficos y demás, pero nada dice si va con El Truco o con Américo.
Ni Américo ni El Truco pueden parafrasear aquello que decía el divo de Juárez, en esta elección nadie es indispensable y mucho menos decir que yo puedo ser feliz sin ti y tú sin mí. No es tiempo para restar a nadie, no olvidemos que una pequeña alteración en los dinámicos equilibrios de fuerza lo cambia todo.
El detalle es que basado en las encuestas más serias se intuye la desgracia de los panistas tamaulipecos arrastrados al matadero por la megalomanía de algunos. Pero esto no es definitivo, recordemos el caso de Nuevo León y que en toda elección el azar también juega. El Truco hará todo lo posible para que su candidatura por esa alianza inconexa no sea el epitafio de Cabeza de Vaca.
La alianza “Va por Tamaulipas” del PAN, PRI y PRD solo se entiende atendiendo a que desde hace tiempo ya no existen los institutos políticos prístinos y que abundan los nómadas de partido. Lo mismo da ir por uno que por otro, las ideologías poco importan por ahora. Lo que importa es encontrar el camino que lleve al triunfo sobre Morena y saber si Baltazar Hinojosa o Enrique Cárdenas o algunos otros priistas de cepa van a prosternarse ante El Truco con todo lo que ello implica en historia pasada y futura.
Ahora que somos testigos de la voluntad de los priistas tamaulipecos para transustanciarse en panistas, esto me parece un episodio irracional e incluso de realismo mágico que ni Gabo lo pudo concebir.
El tiempo hablará.