Es sorprendente leer los libros de historia, la narrativa de los acontecimientos que fueron un parteaguas en una nación; soñadores que lucharon por palpar sus ideas; el cambio paulatino de un sistema a otro; al final, cada uno de estos idealistas han tomado el verdadero lugar que les corresponde.
Unos catalogados de héroes de la patria, otros de villanos de la nación, pero cada uno de ellos fueron tomando sus respectivas posiciones y sentenciados o absueltos por la historia, pero definitivamente, cada uno juzgado por el tiempo.
Recordar el grito de independencia en 1810, no por una persona, si no por todo un pueblo sumergido en la indignación y represión de los extranjeros. De la misma manera la lucha revolucionaria en 1910, por parte de la clase trabajadora, campesina, la gente más humilde; leer las ideas de grandes pensadores de aquellas épocas, algunos sueños truncados, otros realizados en su medida, pero un grito de independizarse e ir tomando las riendas de nuestra propia nación.
Esta nueva generación de mexicanos, y me refiero a los niños y jóvenes, han perdido la capacidad de asombro, ya nada les causa sorpresa, un día leen de un asesinato, otro día de secuestros, robos, narcotráfico, violaciones. Ya es muy palpable en cada región del país que las nuevas generaciones vivan en constante roce con la delincuencia; ya se ha perdido la capacidad de admirarnos de algo, ya el delito es parte cotidiana de nuestra vida social; quienes menos imaginamos puede estar vinculado a la industria criminal, -entiéndase industria, por destreza o artificio por hacer algo–. Estos nuevos mexicanos NO TIENEN FUTURO, el presente de ellos, es el futuro de nosotros.
A sólo dos años de cumplir el bicentenario de la independencia y centenario de la revolución, los mexicanos estamos en vueltos en la desesperación por no encontrar la forma de salir de la represión de la delincuencia, ¡NECESITAMOS UN GRITO DE INDEPENDENCIA!
heberardo@hgonzalez.com.mx
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