La historia comienza con una torre, como en los cuentos, que fue construida para alcanzar el cielo, decían, para darle imagen a la ciudad, para mostrarla moderna y urbanizada.
En pocas palabras, para que la ciudad por fin entrara al Siglo XXI.
El magno proyecto añadían, serviría para ahorrarse las rentas que paga el Gobierno del Estado a particulares.
Además de representar un gran ahorro para el erario, constituiría una inversión muy importante porque después de 20 años de estar pagando rentas, que iniciarían a razón de 10 millones mensuales, al término de ese plazo, pues simplemente el Estado sería el propietario del inmueble.
Ese gran negocio obviamente tendría capital foráneo, con la bendición de las autoridades estatales.
El magno proyecto fue aprobado, porque no se podía desaprovechar una oportunidad de oro como esa.
Empezó la construcción de la torre, linda, muy linda y alta, alta, el edificio más alto en la ciudad.
Para verificar sus avances se hacían reuniones especiales con la prensa, se les invitaba a desayunar y desde lo más alto del edificio se mostraba todo el paisaje que la rodea.
¡Qué espectáculo!
Siguieron corriendo los meses, terminó un sexenio, pero la dichosa torre no fue concluida.
La actual administración estatal ha destinado más de 800 millones de pesos para adecuarla, porque prácticamente fue entregada en obra negra.
No tiene mobiliario y por lo tanto no se ha podido ocupar.
Además de soltar recursos para terminar la obra, el Gobierno del Estado sigue pagando rentas de las casas y edificios donde aún funcionan oficinas públicas.
Y quien está detrás de todo eso es un reynosense, que es hermano de la secretaria de Desarrollo Social en Tamaulipas. Abel Guerra, era el coordinador de proyectos Estratégicos Urbanos en Nuevo León y a él le correspondía revisar la factibilidad de la llamada Torre Administrativa en esa entidad.
Cualquier relación con la realidad tamaulipeca, se le asegura estimado lector y lectora, es pura coincidencia.
DESLENGUADOS
Ahora ya comenzó la guerra de chistes políticos.
El enfrentamiento reúne a dos personajes Elba Esther Gordillo y Miguel Angel Yunes.
Después de regresarse las cartas donde se juraban amistad eterna, ahora aparecen como rivales diciéndose hasta la despedida.
Yunes acusa a la maestra de corrupta y de exigirle 20 millones de pesos mensuales para financiar al Partido de la lideresa magisterial, el Nueva Alianza.
Mientras que Gordillo ya pidió que a su antiguo protegido lo echen a los leones y lo quemen en leña verde.
Ante ese espectáculo a los mexicanos no les queda más que reír.
Reír de la desvergüenza con que se conducen los políticos en este país.
Ya ni llorar es bueno, después de todas las calamidades sufridas, es mejor ver el lado amable de este lucha.
Por lo menos se tiene la esperanza de que le estén tendiendo la camita a la profesora para que le cancelen su contrato como lideresa vitalicia de los maestros.
Correo electrónico: derrotero@hotmail.com
Twitter: @derroterotam
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