Cada año, de la mano del verano, 12 equipos infantiles se reúnen en un punto de la República Mexicana para jugarse en buena lid un boleto al paraíso del beisbol: Williamsport.
Esta vez le tocó a Monterrey ser la sede del Torneo Nacional de Ligas Pequeñas, categoría 11-12 años, y este martes 20 de julio se dejaron escuchar los sonidos inconfundibles del beisbol.
Desde las porras de las mamás que cantan algo así como “pónchalo, pónchalo, pónchalo”, hasta el choque del bat de aluminio con la pelota y el rugir de las graderías que por fin lucen pletóricas de asistentes.
Para los que nunca han presenciado un buen juego de beisbol infantil, he de decirles que aunque no les guste el Rey de los Deportes, es imposible mantenerse ajeno a la emoción y el dramatismo que emerge de esta categoría.
En un punto donde el niño deja de ser niño y se convierte en adolescente, la Liga Pequeña tiene esa doble faceta en la que perdonamos un error porque todavía son infantes, pero disfrutamos un jonrón conectado al estilo de los profesionales.
La categoría reyna, como le llaman a la 11-12, llegó para quedarse y a nivel Williamsport cuenta con millones de seguidores en el mundo y patrocinios que ya quisieran algunos equipos profesionales.
Y es que la Liga Pequeña tiene algo que atrapa a propios y extraños, una magia indescriptible que se apodera de jugadores, managers, papás, hermanos, tías y abuelitas.
El nacional apenas empieza y los 12 equipos sueñan con alcanzar la máxima meta en esta competencia. Los que tenemos la suerte de ser testigos queremos compartir a través de fotos, videos y notas todo lo que pasa en este maravilloso mundo.
El viaje apenas empieza… ¿gusta acompañarnos?
hbencomo@hotmail.com
Discussion about this post