Estados Unidos revisa ya los teléfonos celulares, tabletas, laptops y otros dispositivos electrónicos a la gente que desde el exterior pisa su país, nada más llegan al mismo, por tierra, mar o aire.
¿Ni falta hace que gane Donald Trump, verdad?
¿Vender miedo a los residentes, sobre posibles amenazas terroristas o para justificar medidas y/o acciones ejecutadas que no sean del gusto de muchos, llámese a ojos nacionales o internacionales?
Quizá, pero como antro caro o como restaurante de postín, el gobierno norteamericano está colocando un letrero en su puerta, que reza: “Nos reservamos el derecho de admisión”.
MI PAÍS, MIS REGLAS
¿Y saben qué? Tal vez -sólo tal vez-, tienen la facultad para hacerlo, están dentro de la legalidad, ¿no?
Revisar discos compactos o discos duros de computadoras, para ver que no se introduzca pornografía infantil, amenazas terroristas que serían esparcidas, evitar virus cibernéticos con ánimo de perjuicio masivo, incluso películas y música “pirata”.
Ver tus llamadas, tus fotografías para saber si no estás en contacto con gente de turbante y con ganas de autoinmolarse, o bien, que te detecten fotografías, donde apareces con “cuernos de chivo” y pacas de a kilo.
Su ley, su justicia, sus normas, sus reglas y sus códigos criminales, les asisten y les protegen.
Como diciendo: “Bienvenidos visitantes y connacionales, si no les gusta, ni modo”.
SIN JUSTIFICARLOS
Esto, definitivamente que volverá más lento, tedioso, de sumo fastidio y desesperante, el tráfico de personas en puentes internacionales, aeropuertos y costas marítimas.
Y México, ¿no quisiera hacer eso con la frontera terrestre de Guatemala, Belice y del mismo Estados Unidos?
Y no sólo las llegadas, sino también respecto a la gente que sale de territorio azteca no se vayan a llevar algo que pertenece a este país.
Ni qué decir de los arribos en los puertos del Golfo de México y mar Caribe, donde acompañando a contrabandos humanos y de precursores para crear metanfetaminas, pudieran ingresar información o tutoriales de las fórmulas de tales narcóticos, así como los balances y otros datos administrativos de cómo marcha el negocio.
¿Y LOS SUYOS?
Entendemos que en Estados Unidos, casi todo delito que se comete, suele tener un socio, cómplice o contraparte local, gente del
interior, es crimen organizado.
Pero la medida de revisión que ya se está llevando a cabo, la justifican las autoridades de allende el Bravo, precisamente para detectar y asegurar cuerpo del delito o las pistas que lleven a la comisión de un ilícito, de una actividad criminal en potencia o un hecho aislado, algo incipiente, infraganti, que apenas se piensa llevar a cabo.
GENTE DE NUEVO LAREDO
A la raza de esta frontera, se les aconseja borren toda comunicación posiblemente incriminadora, por ejemplo, una llamada telefónica o mensaje de texto, donde detallen que van a ir a efectuar un trabajo, siendo que como mexicanos, no tienen permiso para
laborar en Estados Unidos.
“Ya voy compadre, en cinco minutos nos vemos en la placita, para ir a descargar esa caja tráiler”, diría un jornalero.
“En cinco minutos llega el camión de la ruta TAMIU señora, para ir a limpiarle la casa y de paso la oficina de su marido”, diría un dedicada “maid” a una desesperada ama de hogar, del noreste de Laredo.
Eliminen de su teléfono, de su vehículo, toda música que pueda ser considerada “pirata”, lo mismo que en su equipaje electrónico, de su tableta, de su lap, de su reproductor.
Y nada de videos “porno dejar”, ¡adiós!
En fin, que en esto de las fronteras, las reglas las pone el
anfitrión, ni hablar, ni modo.
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