Guadalajara, Jalisco / Abril 15.-
La gente volverá al Jalisco, pero sólo por la expectación que genera el Clásico de clásicos. Los poco más de 20 mil que asistieron anoche, despidieron a su Rebaño Sagrado con un sonoro abucheo.
Y es que estas Chivas no asustan. Por más que Jorge Vergara iniciara la guerra mediática contra el América con un desplegado en el sitio web del club en el que se asegura que las a las Águilas se les pone la piel de gallina nada más con ver al Guadalajara, el equipo no respalda la afrenta.
Lo de anoche fue un somnífero. Omar Arellano decidió mandar a la banca a Ramón Morales y Alberto Medina, además del lesionado Aarón Galindo y el suspendido Jonny Magallón.
El estratega chiva pensaba que aún así le alcanzaría para superar a un Lanús que pareció llegar entregado al Jalisco. Su insignia, José Sand, también fue al banquillo. Ambos entrenadores decidieron matar al espectáculo… Y lo consiguieron.
El 0-0 que deja en vilo la clasificación del Guadalajara a los octavos de final en la Copa Libertadores fue fiel reflejo de lo sucedido en la cancha, donde se encontraron un conjunto que tiene la cabeza en el partido más importante de su temporada y otro que llegó con vida en el certamen continental, pero decidió suicidarse desde su alineación.
Para colmo, Jared Borgetti confirmó que llegó muy tarde a las Chivas. El sinaloense continúa sin estrenarse como goleador con la casaca rojiblanca. Lo peor es que no muestra argumentos para pensar que pronto romperá el ayuno.
A su lado, Javier Hernández volvió a mostrar mucho ímpetu, pero poco futbol. Omar Arellano Riverón completó la tercia de inefectivos con una de sus peores noches desde que es titular con los rojiblancos.
Pese a que tuvo más movilidad en el complemento, la nueva Pina jamás marcó diferencia.
Eso explica que su padre haya ingresado al Moncho para el inicio del segundo tiempo y al Venado con más de media hora por delante. El problema es que también estaban contagiados del soporífero ritmo de sus compañeros.
Ni siquiera la expulsión de Maximiliano Velázquez (54’) sirvió de algo para un Guadalajara que sólo mostró sangre en los cuatro minutos de la compensación, esos en los que invalidó de forma polémica un gol a Héctor Reynoso y Marco Fabián falló aquel disparo ya sin el arquero Carlos Bossio.
Ahora, viene el Clásico. Y el 29 de abril, en Viña del Mar, a jugarse el pase ante el Everton. El empate le alcanza.
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