Guadalajara, Jal.-
No es en “vochito”, menos en Ferrari. Ignacio Ambriz llega a Verde Valle en taxi. Ingresa rápido a las instalaciones rojiblancas. En el vestidor, tiene el primer contacto con sus jugadores. Minutos después, acude a la sala de prensa. Rafael Ortega, presidente deportivo, le entrega la camiseta de Chivas. Sonríe ahora que es el nuevo entrenador del Rebaño Sagrado.
“Se presentó de la noche a la mañana esta oportunidad de venir al Guadalajara. Me siento contento, me saqué la lotería. Sé la responsabilidad que hay, sé lo que significa Chivas. Nunca pude jugar aquí, pero llevo 30 años en el futbol y sé lo que representa Chivas. Vengo con mucha ilusión de trabajar y espero que con eso el equipo salga adelante. No compré boleto, pero a lo mejor tenía mi cachito guardadito con la ilusión de algún día dirigir al Guadalajara”, afirma en sus primeras declaraciones.
Admite, enseguida que para muchos su llegada es cuestionable. “Si se hablara por méritos ceo que no (los tiene), te soy sincero, porque mi carrera ha sido corta como entrenador. Se podría decir que lo de San Luis no fue nada grato y a lo mejor yo le doy otro matiz. Si estoy preparado o no, creo que todos tenemos un camino por recorrer, te puedes equivocar o no, pero estoy consciente de dónde estoy. Sé que es un reto muy grande, pero me siento capaz de sacar esto adelante”, añade Ambriz.
Ahora es el nuevo piloto del auto rojiblanco, aunque prefiere no etiquetarlo, como lo hizo el lunes pasado Jorge Vergara, quien no se encuentra en la sala de prensa durante la presentación del nuevo pastor del Rebaño Sagrado.
“Dejémoslo así: si no es un ‘vocho’, es un Ferrari. Yo sé que tengo un gran grupo de jugadores y esperemos que todos pongamos de nuestra parte para que esto funcione de la mejor manera. Si después es Ferrari o es ‘vocho’, prefiero que sean ustedes (prensa) quienes digan. Yo vengo a dirigir al Guadalajara y creo que en mis manos tengo un gran equipo”, sentencia.
No asume, al menos verbalmente, el compromiso de entregar títulos al conjunto, aunque sabe, eso sí, que por la historia del equipo, es una obligación pelear por conseguirlos. “Me comprometo a trabajar 24 horas, porque como les dije a los jugadores, no es normal que este equipo este en el último lugar de la tabla general. Desde que hablamos de una institución como Chivas, este equipo tiene que calificar y pensar en campeonatos, es muy normal. Hay dos torneos y haremos lo posible por estar en ambos compitiendo para llegar lo más lejos posible”, afirma.
Tiempo atrás, tuvo la oportunidad de trabajar en el Rebaño Sagrado. Pero es hasta cuando se concreta el sueño. “Los riesgos hay que asumirlos y yo vi una bonita posibilidad aquí. Cuando estaba con Javier (Aguirre) en el Atlético de Madrid tuve la invitación de la directiva, en su momento no se dio, pero creo en Dios, en el destino, hoy nos volvió a acercar y se dio”, recuerda Ambriz.
Finalmente, reitera su confianza en que el “vocho” o Ferrari rojiblanco, según la perspectiva con la que se mire, regresará a la carretera de los buenos resultados: “Tampoco es difícil, porque yo creo que jugar al futbol no se les ha olvidado, simplemente es estar cerca de ellos, conocerlos en el día a día. A lo que apelo es a esa confianza y descaro con el que jugaban”.
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