Morelia, Mich.-
Fueron prácticamente cerca de cinco minutos, el tiempo en el que Christian Benítez le pidió el balón a Osvaldo Martínez para tirar el penalti, pero Osvaldito se negó. Él es el tirador oficial, en él estaba dar el gol del triunfo al América.
El paraguayo tomó distancia, vio en el joven portero de Monarcas, Carlos Rodríguez, primo de Moisés Muñoz, guardameta el América, a la víctima perfecta y…
¡El balón al poste! y un punto para cada quien. Monarcas soportó jugar más de 55 minutos con diez hombres, por la expulsión de Federico Vilar, y le alcanzó para empatar a un gol frente a un crecido América, que consintió demasiado para después lamentarse de no poder hacer valer su superioridad.
Héctor Mancilla puso en ventaja a los Monarcas apenas a los 53 segundos, y Christian Benítez igualó (29’).
Y vino esa jugada en la que Raúl Jiménez rompió el fuera de juego, vio como Vilar se le venía encima y en lugar de anotar prefirió esperar el contacto: penalti que provocó la expulsión del cancerbero morelianao, que vio rota su racha de juegos consecutivos, pero que no vio que se rompiera su marco.
Osvaldito no se lo quiso dar a El Chucho y en el pecado llevó la panitencia.
El punto sólo le sirve al Águila para alcanzar por el momento a Atlas en el segundo lugar general, con 20 puntos, en tanto que los michoacanos siguen invictos con Carlos Bustos y llegan a 13 unidades.
Es muy cierto lo que dijo Miguel Herrera: “El único clásico es contra Chivas”. Muy cierto.
Pero lo que le faltó decir al Piojo es que para los demás equipos, sí es un clásico jugar contra las Águilas. Morelia comenzó como si se le fuera la vida y así se le fue Montero a Aldrete para centrar y que Mancillaanoara el gol, cuando ni siquiera había un minuto de juego.
Morelia sorprendía. A base de tocar y moverse sus jugadores lograron meter al América en su campo, un América que no comprendía lo que pasaba. ¿Qué ellos no eran los favoritos? ¿Qué no eran los que rompían la Liga?
Había que reaccionar y de la mano de Benítez vino el resurgimiento. Mandó un balón al poste y el mensaje fue captado. América se quitó el freno y metió el acelerador, lo suficienbte para empatar por conducto del mismo Chucho. Se le venía la noche a Morelia. Vilar era expulsado, el penalti sería gol… pero Osvaldito pagó su obediente egoísmo. No se la dio a Benítez, sí le dio al poste.
El resto del juego fue de un total dominio americanista. El joven portero Rodríguez se sublimó con atajadas que no hicieron extrañar al expulsado Vilar. El tiempo pasó, Herrera buscó soluciones en la banca: metió a el “tocado” Rubens Sambueza; metió al enrachado Narciso Mina, pero la zaga local aguantó estoica y hasta tuvo oportunidad de sorprender, gracias a los sacrificados esfuerzos de Joao Rojas.
Ese penalti pudo ser la diferencia. pero Osvaldito siguió el librito. Él es el tirador oficial y le negó el honor a Christian Benítez. Nadie lo culpará por obedecer la instrucción, una obedencia que costó tres puntos.
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