México, D.F.-
Despedazó su garganta con el grito que encontró eco en otras 35 mil gargantas. Presa del éxtasis, Miguel Herrera dejó a un lado la fina estampa y celebró a plenitud la anotación que abrió las puertas de la victoria para el América (3-1), esa que oficializó su retorno a las Liguillas.
Primera gran meta cumplida por el “Piojo” como máximo responsable del banquillo águila. Sufrió más de 60 minutos. Lo valieron cuando el zapatazo de Christian Benítez superó al efectivo y arrojado Miguel Becerra (70’).
Undécimo festejo del “Chucho” durante el Clausura 2011, bueno para tomar pequeña ventaja en la intensa lucha que protagoniza con el diablo Iván Alonso en pos de ser el máximo romperredes, honor que pasó a segundo término debido a la importancia colectiva de su tanto.
El de Matías Vuoso (77’) nada más fue el colofón a una tarde teñida de amarillo y azul. Fiesta completa, más allá de que el adversario optó por presentarse debilitado.
La cercanía con el primer episodio de la batalla por la corona de la Concacaf, ante el Monterrey, provocó que Benjamín Galindo otorgara descanso a siete habituales titulares. El hambriento rival lo aprovechó durante la media hora final.
Minutos enmarcados por la ilusión de un pueblo que ha recuperado la fe en su equipo. Los miedos se esfumaron tras la potente definición del goleador de ébano, quien se resarció de las tres claras fallas ante el guardameta suplente de los Guerreros.
Los ojos de Herrera amenazaron salirse de sus órbitas al festejar el catártico gol. Los laguneros pudieron reponerse de la anotación firmada por Christian Bermúdez (38’), pero el estratega sabía que no lo harían dos veces. Partido finiquitado.
Todo terminó con la celebración del Toro, cuyo ingreso sacudió al impetuoso, aunque hasta entonces poco efectivo ataque local. Aquel genial servicio con la parte posterior del zapato dejó a Benítez frente a Becerra. El resto fue simple rutina para un auténtico depredador del área.
Los fracasos ante verdaderos pesos completos son anécdotas, aunque Oribe Peralta, Christian Suárez, Carlos Darwin Quintero y hasta Juan Pablo Rodríguez jugaron un gran partido fuera del lienzo verde. Pensativo, molesto, desilusionado, El Maestro comprobó que sus Guerreros pierden demasiada fuerza sin sus veloces atacantes.
Cualidad que el entrenador americanista explotó tras sustituir al defensa Érik Pimentel con el delantero Raúl Jiménez. La igualada dejaba su futuro en manos del Toluca y el Cruz Azul. Miguel se los arrebató con una nueva muestra de apego a la ofensiva visión que tiene del futbol.
Los aficionados se lo agradecieron con la sentida ovación otorgada tras el silbatazo final de Isaac Rojas. Premio a quienes respondieron al cambio de día y horario. Éxito en las taquillas, con casi 40 mil asistentes.
Por ello el “¡Olé, olé, olé, Chucho, Chucho!”, retumbó cuando Benítez se retiró del terreno.
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