Al América de Ramón Díaz le domina la irregularidad, le ha atado las piernas. El despertar de las Águilas ha sido cosa de un partido. El argentino tendrá que buscar otra fórmula, la de sentar a los costosos refuerzos le ha valido solamente una semana.
El atlantismo tomó por asalto el Azteca. Con aquellos que siempre estuvieron ahí mientras el equipo jugó en la capital y con algunos otros que se han agregado a su ambiente popular. Los Potros derrumbaron (2-1) la ilusión que renació en los seguidores emplumados en San Luis.
Salvo la entrada de Enrique Vera por Alejandro Argüello, el Pelado confío el destino del duelo a la forzada mexicanización. El América ha decidido dormir el balón hasta estar seguro de que las condiciones del juego le permitirán atacar sin desproteger el cero en su meta, algo que no ha conseguido en toda la temporada.
Primera parte de equivocaciones en todos los rincones del campo. El nerviosismo de unos —los americanistas—, se combinó con la postura de los visitantes, quienes prefirieron no forzar los motores. Todo cambiaría en el complemento.
Luis Gabriel Rey dio el primer golpe al americanismo. Christian Bermúdez les regresó a su realidad. El delantero colombiano se estrenó en su retorno a la escuadra azulgrana al 58’, tras dejar sembrados a Kontogianis y Castro para golpear el balón de derecha, ejecución precisa para vencer a Ochoa.
Otro estreno: Rafael Márquez igualó los cartones con su primer gol como americanista al 72’.
Un descuido en el mediocampo local abrió la puerta a la victoria atlantista. Gabriel Pereyra robó el esférico por el centro, sirvió a Bermúdez, quien desparramó a Ochoa y elegante, sentenció el encuentro con la izquierda.
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