Carson, California.-
Sus todavía infantiles rostros hacen más conmovedora la escena. El ánimo de los dirigidos por Luis Fernando Tena se eleva hasta el cielo cuando se topan con una sorpresa en el lobby del hotel en el que se concentran.
Los familiares de varios los despiden antes de salir al Home Depot Center. No importa que el estadio luzca semivacío al momento de arribar. Ya recibieron la bendición que necesitaban.
Alan Pulido, Héctor Herrera y Diego Reyes son los más solicitados. Varios de sus seres queridos están en California para impulsarlos en el instante crucial del Preolímpico.
El joven sensación del Tricolor Sub-23, suplente en el cotejo ante Panamá, es visitado por algunas de sus tías. Le piden más anotaciones. Él sólo sonríe. Sabe que no iniciará. El Flaco lo reserva para el juego contra Canadá del sábado, ese en el que se requerirá de su desarrollado olfato goleador.
Herrera se encuentra con sus padres unos metros antes del autobús. Los ojos se le tornan vidriosos, hay un nudo en la garganta. Se revienta completamente cuando su mamá lo persigna y le da una imagen de la Virgen de Guadalupe.
Diego también convive con sus papás. La emoción es superada por el orgullo que provoca un chico cada vez más consolidado en el representativo nacional, ya sea como defensa central o volante de contención.
El instante es aderezado por un grupo de aficionados que acuden para obtener el autógrafo y la fotografía con los chicos que están a un partido de ingresar al olimpo. Liborio Sánchez, Miguel Ponce, Érick Torres y Javier Cortés atienden todas las peticiones.
“No te quedes atrás, “Cubo”. Dile a Tena que te meta. Tú también puedes hacer goles”, le pide una jovencita al atacante del Guadalajara, quien le responde con un sentido “gracias”.
El estratega y Héctor González Iñárritu, director de Selecciones Nacionales, suelen ser los últimos en entrar al autobús que traslada al equipo hasta el inmueble. Esta vez contemplan felices la espontánea muestra de apoyo para los chicos.
Reyes es el último en subir. Le da tiempo para una última de frase de cariño a su madre, desde el asiento. El resto se coloca los audífonos que siempre le acompañan de camino al moderno hogar del Galaxy de Los Ángeles y las Chivas USA.
Poco les interesa que la entrada en el inmueble no supere los 10 mil aficionados. Recibieron un presente especial e inolvidable cuando menos lo esperaban.
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