Cancún, Q.R. / Agosto 23.-
Luis Michel no aguantó más. Mientras Christian Bermúdez festejaba el gol (70’) que sentenció la victoria del Atlante sobre el Guadalajara (3-1), el arquero de las Chivas dio un manotazo en el césped y regañó enérgicamente a sus defensas centrales.
Y cómo no va a ser así. Héctor Reynoso, Aarón Galindo y Jonny Magallón volvieron a ser una calamidad, una auténtica avenida para los rivales.
Anoche fue El Hobbit quien más lo aprovechó. El menudito volante de los Potros de Hierro fue una pesadilla para la zaga rojiblanca, como suele serlo en el estadio Andrés Quintana Roo.
Porque el triunfo de los azulgrana sólo confirmó su dominio sobre el Rebaño Sagrado en el Caribe. La de hoy fue la cuarta visita de los tapatíos a Cancún y nunca ganaron. Dos empates y un par de reveses son el saldo de un equipo que la semana pasada ganó, porque se encontró al limitado Querétaro.
El Atlante lo regresó a la realidad. El Guadalajara, versión Francisco Ramírez, es un conjunto que no sabe defenderse. Basta llegarle una vez para horadar el marco de Michel.
Eso explica la molestia del guardameta tapatío.
Bermúdez, Rafael Márquez Lugo, Gabriel Pereyra y hasta Santiago Solari mostraron de lo que pueden ser capaces, si se coordinan. Claro, también si tienen ante sí a un equipo para el que defender es un suplicio.
Y adelante, Javier Hernández continúa siendo la única referencia. Su anotación (51’) le permitió alcanzar a Emanuel Villa y Miguel Sabah en el liderato de goleo. Hasta ahora, lo único digno a destacar para las Chivas en la actual campaña.
Alberto Medina sigue sin responder. Al Venado le falta frialdad para servir buenos balones hacia el área enemiga.
De Omar Bravo, ni hablar
El mochiteco volvió a tener minutos, pero su falta de ritmo fue evidente. Impetuoso como siempre, errático como en los más recientes meses.
No obstante, el Rebaño Sagrado se las ingenia para atacar, aunque no tiene la eficacia que sus contrincantes frente a la portería de Michel.
Luis Ernesto fue uno de los más frustrados, luego del silbatazo final de Ricardo Arellano. Y cómo no va a ser así, cuando tus bastiones en la zaga no existen, ofrecen facilidades que frustran a cualquier guardameta.
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