Las Vegas, E.U.-
Basta una fracción de segundo, un simple cruce de miradas, para que la chispa se encienda. Los gritos de los poco más de cinco mil aficionados presentes en la Arena del MGM Grand Garden son simple aderezo, porque Saúl Álvarez (56-1-2, 38 KO’s) y Caleb Plant (21-0, 12 KO’s) no necesitan de mucho para mostrarse animadversión. La pelea de esta noche es histórica… Y se trata de un tema personal.
Queda comprobado después de que ambos púgiles superan a la báscula. El estadounidense da 167 libras, el mexicano 168, justo el límite de los supermedianos, cuyos cuatro cinturones mundiales estarán en juego hoy.
El Canelo tiene los del Consejo, la Asociación y la Organización; su rival, el de la Federación. El que gane será el monarca indiscutible, algo que ningún mexicano ha conseguido.
“Estoy listo para lo que sea, para los madrazos”, asegura Plant, mientras observa fijamente a Álvarez. “Nací para esto y me encuentro listo para lo que sea2.
“Desde hace tiempo, vengo diciendo que lo importante es en el ring, el 6 de noviembre. Allá arriba todo es distinto”, responde el Canelo, quien advierte que Caleb “me va a pagar todas las mentadas de madre que me ha dicho en este tiempo”.
No hay cara a cara por temor a que nuevamente se líen a golpes. Saúl lo reta, menea el cráneo, y Plant sólo sonríe. Es hora de cerrar la boca.