Arlington, California.-
Su otra familia lo cobija en el día más especial del año, ese que Javier Hernández aguardaba con ansiedad desde que era pequeño. No podía ser de otra manera con el chiquillo consentido del Tricolor.
Acostumbrado a ser el centro de atención, el carismático goleador lo es todavía más durante su cumpleaños número 24. Recibe innumerables felicitaciones y algunos regalos, aunque el primero vino de un hombre que apenas conoce.
Fue aquel balón que el zaguero bosnio Ognjen Vranješ no pudo despejar. “El Chicharito” simplemente abrió la caja y sonrió profundamente, cual niño encantado por un presente inesperado. Acción que inauguró oficialmente las celebraciones por el onomástico de un joven que se ha reencontrado con uno de sus mejores amigos: el gol.
“Estoy al 100%, a las órdenes de mi entrenador [José Manuel de la Torre] y, como siempre lo he mencionado, si me toca jugar un minuto o 90, trato de hacerlo de la mejor manera”, comparte el tapatío, cuyo festejo es discreto, íntimo, peculiar. No hay tiempo para algo más grande, no a 48 horas de medirse con el titán apodado Scratch du Oro.
“Será un partido muy bonito. Jugar contra Brasil siempre es muy bueno, aunque nosotros respetamos a cualquier rival”.
Le encantaría hallar otros regalos en el moderno estadio de los Vaqueros de Dallas, aunque es respetuoso con las formas y recuerda que lo primero es ganarse la titularidad. Las anotaciones vendrán después. A final de cuentas, su sequía en la Selección Mexicana quedó en 102 minutos. Nada para casi cualquier delantero, tal vez mucho si se habla del futbolista que ya está a cuatro anotaciones de ingresar en el top ten de máximos realizadores en la historia del representativo nacional.
Eso explica que apenas atine a dar las gracias cuando se le recuerda su cumpleaños. Lo que él quiere es protagonizar más capítulos mágicos, como el de anoche en el húmedo césped del Soldier Field de Chicago.
“Como me ponga mi entrenador, trato de hacerlo de la mejor manera”, insiste, sonriente, ilusionado como si se tratar de la primera vez. “Siempre hemos dicho que, en este tipo de partidos, lo más importante es el funcionamiento, porque son amistosos y hay que sacarles el mayor provecho posible”.
“Todos nos rompemos el alma para ganarnos un lugar y hacer las cosas que nos pide el director técnico”.
Lucha que se limita al lienzo verde. Fuera, son como una segunda familia, la que cobija a su niño consentido el día que cumple 24 años de edad, por más que el primer regalo haya venido de una persona con la que sólo cruzó unas cuantas palabras… Y en un idioma distinto al que aprendió de forma empírica.
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