Puebla, Pue.-
El estadio Cuauhtémoc ha sido testigo de una de las noches más emocionantes en su historia con la consolidación de un proyecto como el del Puebla quien, con altibajos, llegan una vez más a la liguilla del fútbol mexicano.
Al mismo tiempo y al lograrlo, los poblanos demostraron que en las Chivas el llamado “Leañismo” no existe.
Un partido que arrancó con emoción desde los primeros minutos y no decepcionó en ningún momento, mostró dos caras de la moneda, con un Puebla que no está acostumbrado al éxito y que buscaba confirmar una vez más que está listo para pelear por algo en cada torneo.
Del otro lado, unas Chivas con una historia enorme pero con las aspiraciones de un equipo de la liga de expansión.
Y no se confundan, probablemente es el mejor partido de Chivas en la temporada, jugaron, tocaron, disfrutaron, pareció que Vega volvió de Japón, que Brizuela era el de sus mejores épocas, que todo sería color de rosa, pero no.
El equipo de la franja, que pese a estar dos veces abajo en el marcador, mostraron ganas y hambre de crecer que los llevó a buscar el resultado, ese equipo que fue desarmado este torneo, sin su delantero titular, sin medio campo, sin tener la mejor plantilla; demostró que todo se puede y que el partido se acaba hasta el minuto noventa.
Y mejor final no hubo, un enorme Antony Silva, que en su casa y con su gente demostró por qué logró llenar los zapatos del ya olvidado Vikonis, un Mayorge que pese a ser de lo mejor de Chivas, cayó víctima de los nervios.
El club poblano demostró cómo jugar un repechaje, demostró que se puede, confirma que el “Leañismo” no existe, pero confía que el “Larcanismo” lleve a donde merecen estar. (Con Información de Carlos Vargas/Agencia José Ramón Fernández)