Guadalajara, Jal.-
Es el abrazo del triunfo. Con su segundo tanto, Omar Bravo llega a 111 con la camiseta del Guadalajara y está a sólo 11 de iguala al campeonísimo Salvador Reyes, máximo anotador histórico del equipo. El mochiteco corre hacia la banca, al encuentro con José Luis Real. Ha sido un partido complicado, pero la victoria por 2-1 sobre Querétaro es motivo de sonrisa para el Rebaño Sagrado.
La primera parte ofrecida por Chivas y Gallos Blancos es un explícito insulto para el buen futbol. La incapacidad es discutible, cuando se analiza la calidad técnica de un plantel, pero la falta de deseo es simplemente imperdonable. Más allá de lo que hagan con el balón en los pies, ambos equipos ofenden al juego con esa actitud.
Son 45 minutos que se diluyen lentamente, ahogados en la intrascendencia. Como tortura. Una gota de agua cayendo incesantemente sobre la piel. Que no para. Que lastima despacio. Y que parece no tener fin. Así se puede ejemplificar el accionar de ambos equipos sobre el césped del Estadio Omnilife.
El partido transcurre entre la impotencia del Guadalajara y el conformismo de los Gallos Blancos, que exhiben mejor idea, pero tampoco toman la iniciativa para buscar más que un empate insulso para la tribuna.
De lo propuesto por José Luis Real, pocas cosas funcionan. Rafael Márquez Lugo ya no es el goleador de los tres torneos anteriores, pero tampoco es el generado que el técnico pretende. Carlos Fierro falla cada vez que intenta un centro. Omar Bravo sufre para encontrar entendimiento con sus compañeros. Giovani Hernández desperdicia otra oportunidad de arrancar como titular.
Sólo el desempeño defensivo, comandado por Jair Pereira, salva al Rebaño Sagrado de ponerse en desventaja. Las opciones locales en la primera mitad se cuentan con los dedos de una mano… y sobran tres. Carlos Fierro queda solo en el área, al ‘7 y aunque tiene todo para disparar, prefiere centrar, para desperdiciar la jugada; tres minutos más tarde, un tiro de esquina pasado, llega a Israel Castro, que remata de aire, machucado y por un lado. Nada más.
Querétaro anda por las mismas. Una tristeza ofensiva, reducida a un intento de Diego de la Torre, de derecha y por encima (’12), un disparo potente de William da Silva que pasa apenas por arriba del travesaño (’29) y un tiro libre de Diego Guastavino, que no lleva dirección al arco (’42). Para Gallos Blancos el resultado parcial no es malo. Para la tribuna, en cambio, el 0-0 resulta deplorable en cuanto a espectáculo. Por eso los abucheos.
En la segunda parte, José Luis Real ordena la salida de Rafael Márquez Lugo, que abandona el campo por séptimo partido consecutivo. La entrada de Jorge “Chatón” Enríquez sirve para afianzar al equipo en medio campo. Cambia la actitud del Rebaño Sagrado. Se olvida pronto del nefasto primer tiempo. Intenta cosas distintas. Ofrece otra cara.
Cuando Querétaro intenta atacar, Guadalajara lo toma mal parado en un contragolpe. Carlos Fierro controla el esférico en medio campo. Se detiene y genera cierta inquietud de la afición. Levanta la mirada. Un balonazo más del Rebaño Sagrado. Esta vez con mayor intención. A Omar Bravo.
El mochiteco se adelanta a la marca, con toda la experiencia que le han dado los años. Controla dentro del área y, ante la salida del arquero Édgar Hernández, cruza con la pierna derecha. El balón llega al anhelado encuentro con las redes. Gol del Guadalajara, al minuto 60. La primera verdaderamente clara termina en el fondo. Explota al fin la desesperada tribuna.
Gallos Blancos es ahora el obligado. Chivas, por consecuencia, tiene espacios a su favor. La insistencia visitante se refleja primero con un cabezazo cruzado de Luis Loroña, que pasa angustiosamente por un lado del marco que custodia Antonio Rodríguez. Susto para los rojiblancos, al ’71.
Pero al ’80, Querétaro no perdona. Mario Osuna toma el esférico afuera del área, cargado al costado derecho. Recorre hacia el centro. Supera la marca de Édgar Solís. Nadie más sale a cerrarle el paso. Su disparo es extraordinario. Al ángulo. El vuelo de Rodríguez adorna la estampa. A 10 minutos del final, el gallo empata con un golazo.
Pero no hay tiempo ni siquiera para disfrutar la recompensa al esfuerzo realizado. Un minuto más tarde, un pelotazo al corazón del área, es prolongado de cabeza por Ángel Zaldívar. La pelota llega a Omar Bravo, solo dentro del área. Control y disparo. La pelota golpea entre las piernas del arquero visitante y se va al fondo. Gol de Chivas. La tribuna enloquece al ’81.
No hay tiempo para más. Guadalajara consigue su segunda victoria consecutiva, algo que no lograba desde el Torneo Apertura 2012, con el holandés John Van’t Schip. Además, llega a 12 puntos, la misma cifra que consiguió en la campaña anterior. Por si fuera poco, es cuarto general. La productividad de José Luis Real es impecable. El buen futbol vendrá después.
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