México, D.F.-
Oscar Ibáñez, responsable de la atención por sequía, de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), dijo que a pesar de este fenómeno que afecta a más de 604 municipios, no existe una crisis de alimentos, y afirmó que si ha habido un aumento en el precio del maíz y frijol es por las fluctuaciones internacionales. “No existe una deficiencia de producción”, aseguró.
Añadió que en las zonas de temporal, que predominan en el norte del país, “no importa lo que haga el gobierno estatal o municipal, en esas zonas no hay agua”, y dijo que no debe haber “sorpresas” en la región porque es una zona árida.
El funcionario federal afirmó que en 2010 se tuvo un gran nivel de agua en los estados del norte, lo que ayudó a mitigar la emergencia por la sequía. Aseguró que se alertó a la población que en los años siguientes bajaría el nivel de lluvia, pero muchos decidieron no vender su ganado y permanecer en sus tierras.
Aleida Lara, coordinadora de la campaña de Greenpeace México, aseguró que en 2006 el Instituto Nacional de Ecología (INE) alertó del aumento de temperatura en los estados del norte, pero el gobierno no tomó las medidas necesarias para prevenir la emergencia y afirmó que sí hay una crisis en el abastecimiento de granos básicos.
“En materia de agricultura, lo que ocurre es una falta de capacidades para abastecer de agua. Sabemos que esta actividad utiliza 70% del recurso. Lo que vemos en el sector agrícola es que se apuesta por un modelo de sobreexplotación y monocultivos. Esto ha derivado a una crisis de alimentos, a que se importe no sólo de Estados Unidos, sino de África”.
Ibáñez explicó que en los lugares más alejados, como las sierras de Chihuahua y Durango, se puede mantener a la gente “de manera artificial”, pero la población migra porque no existen condiciones para subsistir. “En la sierra no se pueden llevar pipas, tampoco se pueden perforar pozos. La cultura maya se acabó por una sequía, hay condiciones que te hacen enfrentar una realidad, no todo depende de lo que haga el gobierno, se tiene que ver cómo la comunidad puede vivir con su entorno”.
El funcionario explicó que se tienen programas para apoyar a la reconversión de tierras para tener cultivos de menor impacto, como frijol en vez de maíz, y dijo que no se debe insistir en actividades ganaderas cuando no se cuentan con las condiciones.
“No nos sorprende que el norte del país sea seco, pero sí que por la sequía se pierdan
2 millones de hectáreas de cultivos y un millón de cabezas de ganado. Esas pérdidas no son cifras, son un desastre social”, afirmó Lara.
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