Juriquilla, Qro. / Octubre 6.-
Aquel choque, tres meses atrás, significó un cúmulo de aprendizaje para Carlos de los Cobos. Vencer a la selección de su país ayudó al orgulloso director técnico de El Salvador a entender que no se había equivocado. En México, donde nació, no se acomodaba entre tantos arreglos y corrupción.
Sin trabajo, pero con valores intactos, eligió abrirse camino entre campos de tierra o de pasto sintéticos, incapaces de reunir las medidas reglamentarias. Batalló no sólo ante los bajos salarios de los futbolistas, sino por la falta de pago.
Mas ahí encontró la estabilidad y la paz que le negó el sistema mexicano, manejado por promotores que acomodan grupos de futbolistas extranjeros, dirigentes y técnicos que lo permiten.
Hoy, De los Cobos está entre renovar con los centroamericanos otro ciclo mundialista o percibir el doble en alguno de los tres clubes mexicanos que se han interesado en su trabajo, y no por los grupos que alguna vez lo tentaron con entrarle al negocio.
— ¿Por qué en El Salvador?
— Porque en ese momento no tenía trabajo, te estoy hablando de hace cuatro años. Llegué allá en octubre de 2005. Por un lado necesitaba trabajar y por el otro quería aprender y madurar, porque en México, de un día para otro pasé de ser jugador a técnico de mis propios compañeros. Hoy existe un reconocimiento en el país, porque realmente estábamos olvidados, la selección no existía. Nos encontrábamos en el fondo de un hoyo. Ahora competimos en un hexagonal, previo a un Mundial, avanzamos 100% en el ranking de FIFA, siendo la selección que más peldaños escaló de todas en el mundo, tenemos jugadores fuera del país y se reconquistó a la afición.
— Pero la evolución parece sólo existir a nivel selección ¿o no?
— Lógicamente lo que se ha hecho en El Salvador es muy independiente a lo que pasa en el futbol salvadoreño. La gente no puede entender que la selección funcione a estos niveles cuando los equipos realmente lamentablemente dan pena allá.
— ¿Cuál es el salario promedio de un futbolista?
— Los muchachos tienen salarios muy pobres, muy bajos, y muchas veces no son respetados. Yo creo que no pasan más allá de los mil dólares, el salario promedio. Hay quienes perciben 500, 700, algunos podrán ganar 2 mil o 2 mil 500, al mes, y excepcionalmente otros se llevan 3 ó 4 mil dólares. Pocos equipos son serios en ese sentido. Cada torneo, de los 10 equipos, ocho o nueve tienen problemas serios de falta de pago. Es una situación alarmante, pero así están las cosas. Es un problema de fondo del que vale la pena hacer un análisis profundo. Hay muchas cosas que se tienen que modificar para mejorar el futbol de El Salvador.
— ¿Y en cuestión de la infraestructura?
— Hemos tenido muchos problemas, a veces no tenemos dónde entrenar, así de crudo y de real. La federación tiene dos canchitas en un estado lamentable, que llegó un momento que les dije que no aceptaba entrenar más allá. Hay empresas que apoyan con sus campos sintéticos, aunque no cuentan con las medidas reglamentarias. El Cuscatlán nos lo prestan cuando no es época decembrina, en la que llueve mucho y lo usamos poco. En fin, tenemos muchos problemas para poder seguir nuestro programa de entrenamiento.
— Con todo esto, ¿qué te supo ganarle a México, en junio pasado?
— Yo creo que es un mérito y no es por quererme a echar flores. Y es que a veces la gente no puede entender cómo un grupo de jugadores que semana a semana están jugando en una liga tan de poca calidad y pobreza tan baja en competitividad, cómo es posible que una semana después estén jugando contra EU de igual a igual o ganándole a México.
— Pero y ¿por qué te quedaste sin trabajo en México?
— Se fueron cerrando las opciones. De pronto ves que hay cambios, equipos que necesitan cambio de técnico y aparece otro que ya había dirigido en un torneo anterior en otro club y no le había ido bien, pero apareció de nuevo porque resulta que tiene muy buena relación con el director deportivo del club o porque Fulano y Zutano lo recomiendan. Es decir, te das cuenta que dependes mucho de tus relaciones. Yo no tengo representante. En la vida nadie me ha manejado. Ahora tengo un contrato más agradable con la federación y el futuro, si es que continuara en El Salvador, sería mucho mejor. Pero sí, hubo un momento en el que me di cuenta que o tomaba una decisión de jugarme una carta o esperar mucho tiempo a que apareciera una nueva oportunidad.
— ¿No hubieras preferido meterte al rol de los demás técnicos y relacionarte con promotores?
— Soy de la gente que por mi forma de pensar, por mi formación, choco mucho con muchas situaciones que se dan en general. Yo no comparto mucho la idea de comprometerte con una gente que te lleva a un club para que entonces tu abras las puertas a esa gente para que él sea quien lleve a los jugadores que se contratan. Así es como se maneja: “Te voy a ubicar acá, pero los jugadores te van a ingresar”, porque tu sabes que el gran negocio en el futbol y no se diga el mexicano, es el de la rotación de jugadores extranjeros, sobre todo. Como yo no comparto esa idea, gracias a Dios tengo mi frente muy limpia y mi carrera ha sido transparente. Nunca he agarrado un peso de un jugador por un promotor, no es mi estilo, soy así, pero como eres distinto no embonas en un sistema en donde están involucrados técnicos, dirigentes, muchos dirigentes, es una realidad, y lógicamente el promotor, quien es el que lleva al jugador.
— ¿Después de este partido contra México se te acercaron clubes de aquí?
— He tenido tres ofrecimientos de equipos, no te puedo mencionar los nombres porque no lo considero conveniente, pero yo nunca miento. Primero quiero terminar este compromiso con El Salvador, con quienes no tengo problema ni reclamo. No puedo hablar de otra cosa que no sea más que mi compromiso. Vamos a terminar y ver qué sucede. Allá hay interés para que continúe, pero me gustaría venir a México, en algo que valga la pena. Continuar en El Salvador es tener garantizado cuatro años de trabajo, de otra manera, como se manejan las cosas en México, donde el técnico, luego de cuatro fechas te vas si las cosas no funcionan, eso realmente no me llena.
— ¿Qué pedirías para volver?
— De venir a México tendría que ser con un club con un proyecto serio y que me garantice una continuidad por lo menos en mi contrato. Que me diga por dos años vas a estar al frente del equipo y si al final del año no estamos a gusto bueno, te respetamos tu contrato. Porque prefiero continuar allá ganando quizá la mitad de lo que puedo percibir acá, pero sé que tengo estabilidad. Hemos logrado mucho, y tengo apoyo y aceptación de la gente, lo cual representa mucho para mí…
— ¿Qué cambiarías al futbol mexicano?
— Bajaría el número de extranjeros para permitir la aparición de más talento nacional, lo cual es vital. Nos quejamos de que no tenemos jugadores en ciertas posiciones ante la presencia de los foráneos. Como una primera medida importante, generaría un compromiso mayor de los clubes para trabajar con las divisiones menores y formar jugadores.
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