México, D.F. / Ene. 13
Marco Polo, Cristóbal Colón, Fernando de Magallanes, Robert de Pinho. Sí, Robert de Pinho, un hombre que no cruza los océanos en grandes embarcaciones con el objetivo de comerciar o comprobar que la Tierra es redonda, pero que igual conoce a fondo las costumbres árabes, ha visto de cerca Los Alpes, experimentó lo complicada que es una gran urbe como Tokio y ahora vive en el Distrito Federal.
Es el nuevo goleador del América, donde por fin espera asentarse, terminar con una travesía que se ha extendido a 12 clubes distintos, en ocho países, durante ocho años.
Es un trotamundos del futbol. Igual ha jugado con el Sao Caetano de Brasil, que en el Spartak de Moscú, el PSV Eindhoven, el Al-Ittihad de Arabia Saudita y en cuatro equipos mexicanos, incluyendo las Águilas.
“Así se han dado las cosas, se presentan oportunidades y hay que aprovecharlas”, reconoce el brasileño.
Porque, en términos generales, sus números no han sido malos en la mayoría de los 11 clubes a los que perteneció.
El Atlas es el mejor ejemplo. Jugó para los Rojinegros durante un año y dos partidos del tercer torneo corto, hasta que el PSV lo sedujo y regresó al futbol europeo, luego de militar un año en el Servette suizo y seis meses en el Spartak ruso.
Marcó 33 goles con los atlistas, en 44 encuentros jugados. Robert parecía haber encontrado el puerto en el que su embarcación permanecería durante muchos años, pero el destino lo obligó a elevar anclas una vez más.
Ahora, anhela vivir una revancha personal luego de realizar cinco anotaciones durante el más reciente año, todas con la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), porque el Monterrey no supo de su idilio con las redes de las porterías enemigas.
“He estado en grandes equipos y voy a hacer lo mejor para ayudar a mis compañeros”, externa. “América es un gran equipo y siempre jugaré con muchas ganas y expectativas”.
De hecho, el entorno de las Águilas lo enamoró, pese a que todavía entrenaba con los Tecolotes. El ariete sabe perfectamente lo que re presenta defender la camiseta azulcrema y el reto lo llena de alegría.
“Es un gran equipo, que ilusiona”, reconoce. “Estoy muy contento por el proyecto que tiene el América”.
“Es un equipo en el que siempre pensé en jugar y vengo con la mentalidad ganadora”, agrega orgulloso. “Tiene que ser de los mejores… Este plantel está armado para disputar el título”.
Privilegio que su nómada carrera sólo le ha permitido probar en una ocasión. Fue en la temporada 2005-2006, cuando jugó con el PSV Eindhoven, club que también le dio la posibilidad de saber lo que representa jugar la Champions League.
Y Robert le retribuyó erigiéndose como una de las principales armas, aunque su desempeño no le alcanzó para mantenerse en el multicampeón holandés.
Su siguiente parada fue Sevilla, con el Real Betis, en el que jugó durante una campaña.
Llegó a ser titular indiscutible y la afición albiverde lo recuerda con cariño debido a que sus actuaciones permitieron al equipo alcanzar los cuartos de final en la Copa del Rey, ronda en la que fue eliminado por el Sevilla.
De Pinho es un hombre de estancias cortas, al que el destino y su facilidad de adaptación le han abierto las puertas de ligas tan competitivas como exóticas, pero en ninguna encontró la continuidad que ha tenido en México, único país en el que fue contratado por cuatro instituciones distintas.
Eso explica lo consciente que está del compromiso que adquirió al ser uno de los ocho refuerzos contratados por la directiva azulcrema de cara al Clausura 2009.
El primer objetivo no se cumplió. El fracaso en la Interliga ya es una anécdota que desean olvidar lo más pronto posible, aunque la afición exige resarcirse en la liga.
“Es un reto muy importante”, reconoce el goleador. “América es un gran equipo y voy a hacer lo posible para conseguir el título”.
Por lo pronto, y a pesar de la abrupta eliminación en el selectivo rumbo a la Copa Libertadores, a este aventurero le emociona la posibilidad de compartir el ataque azulcrema con Salvador Cabañas, quien es considerado uno de los goleadores latinoamericanos más letales de los últimos años.
“Me ilusiona mucho”, reconoce, mientras su mirada adquiere un fulgor especial.
El sudamericano está preparado para ser el depredador del área que el América necesita para descargarle presión y responsabilidad a Cabañas, pero lo primero es asimilar la idea futbolística de Ramón Díaz, quien lo tiene contemplado en su alineación, lo que quedó demostrado al iniciar el Clásico de clásicos en la Interliga, pese a que había sido presentado oficialmente tan sólo cinco días antes.
“Todavía falta mucho. Tenemos poco tiempo los que llegamos, pero las cosas van a salir bien”, pronostica. “También, hay que tener un poco de paciencia”.
“Falta un poco para tener un buen conjunto y vamos a ir en busca de la liga”, complementa este navegante, al que el destino le ha permitido emular a Marco Polo, Cristóbal Colón y Fernando de Magallanes, aunque lo que lo mueve es el rodar de un balón, ese mismo que él se ha encargado de depositar en marcos sudamericanos, europeos, asiáticos y mexicanos.
Robert es un futbolista nómada, al que no le ha dado tiempo de identificarse plenamente con un club, pero que desea enormemente lograrlo con el América.