México, D.F. / Oct. 30
Manuel Negrete no recuerda exactamente quién le enseñó a tirarse esas chilenas que se convirtieron en su sello como goleador de los Pumas de la UNAM. Eran pínceladas espontáneas, vistosas, que en el futbol actual, concluye, ya casi no se ven por las rigurosas marcas.
Con una de estas piruetas los universitarios derrotaron a las Chivas en el estadio Jalisco. Aquel 7 de febrero de 1982 luce tan lejano, que encontrar una fotografía del partido resulta difícil. Era el minuto 89 cuando Negrete dio a los felinos su más reciente victoria en casa de los tapatíos. Hace ya más de 26 años: “No sé si me debe dar gusto o algo de pena”, dice al otro lado del teléfono desde León, Guanajuato.
A partir de ese momento cayó una maldición sobre el cuadro del Pedregal, que el próximo sábado buscará casi casi una hazaña.
— Se dice que el tiempo en que se forma cada generación es de siete años. En este caso, existen más de tres generaciones de aficionados de Pumas que nunca han visto que el equipo gane en Guadalajara.
— (Ríe) Ya nos agarraron de bajada. Y eso se vuelve un síntoma de decepción entre los aficionados, sobre todo cuando se trata de un partido como éstos, que con el paso del tiempo se ha convertido en una fuerte rivalidad y al no haber resultados provoca tristeza.
— ¿Qué le viene a la mente cuando le recuerdan ese partido?
— No sé si me debe dar gusto o algo de pena porque después de eso no hemos ganado, incluso me tocó jugar más veces allá sin poder repetirlo.
— 26 años en el futbol se escucha como una eternidad…
— Son muchos años. Guadalajara es una plaza importante dentro de nuestro medio y Pumas, con tanta trayectoria, debe cambiar eso, ocuparse en terminar con esa estadística.
— Ese 7 de febrero anotó un bello gol de chilena, una jugada que le distinguió a lo largo de su carrera, como aquél del Mundial de 1986.
— Fíjate que no me acordaba cómo había sido ese gol hasta hace 15 años. Fue una chilena después de un rebote que quedó arriba. La verdad es que en esos momentos no lo piensas, ejecutas y si sale, pues queda como una anécdota para platicar el resto de tu vida.
— Hay pocos jugadores con la capacidad de hacer ese tipo de goles.
— Se me facilitaba esa jugada. Lo practicaba mucho en el tenis-balón cada semana y no desaprovechaba cuando tenía la oportunidad. Logré alrededor de seis goles así. Recuerdo uno que le hice al Puebla que a mi gusto fue mejor que el del Mundial por la ejecución de cuatro toques dentro del área. A la U de G también le hice una chilena desde fuera del área; el balón pegó en el poste y se salió, desafortunadamente no pude marcar.
— Por ahí Javier Aguirre sigue con un mechón de su cabello tras el gol ante Bulgaria en la Copa del Mundo
— Es lo que la gente recuerda. Yo no lo vi hasta después, no me dí cuenta de ese jalón, pero es lo bonito del futbol. Son emociones que quedan para siempre.
— Durante estos años, ¿en qué ha cambiado el futbol?
— Se ha mejorado el aspecto físico. Antes entrenábamos fuerte y de todos modos los horarios te llegaban a desgastar, sobre todo a las 12 de la tarde. Técnicamente no ha mejorado el futbol mexicano, pienso que le faltan jugadores que sean más creativos, los técnicos se preocupan por la recuperación del balón, pero no por hacer una jugada de filtración, de movimientos. Se ha perdido esa individualidad del jugador en intentar hacer algo diferente.
— Ahora como técnico, tendrá el interés de recuperar todo eso.
— Por supuesto. Sé que es importante la marca, pero lo es más intentar una buena jugada, mandar un buen centro, porque a veces por andar tan acelerados los jugadores no ejecutan de buena forma jugadas tan simples.
— La vida es una revolución constante.
— Pasa el tiempo y ves las cosas diferente. Hay un tema interesante que ahora observo: Hablamos del avance de la tecnología que de alguna manera no ha ayudado al futbolista a crecer, porque están más preocupados por escuchar música cuando deberían estar atentos al partido, al análisis. Veo que llevan sus computadoras y están chateando, eso afecta la concentración. Es un tema importante que nadie toca, porque no lo conocen, pero que afecta.
— ¿Cómo eran sus concentraciones?
— Pensábamos en el equipo contrario. Realmente descansábamos. Quizá no se hablaba de futbol todo el tiempo, pero si te la pasabas en el cuarto pensando en el partido; ni pensábamos en llevar música a la habitación. No se los puedes quitar, porque es parte de los cambios en la vida, pero deben poner más cuidado.
— Le gustaba más el México de antes.
— De repente nos entra la nostalgia, pero también debemos acostumbrarnos a hacer frente a los cambios. La tecnología también nos ayuda. Cuando a mí me dijeron que iría al Sporting de Lisboa (Portugal), no sabía de lo que me hablaban, ni qué colores tenía. Ahora con el internet tienes la posibilidad de que con un click tienes a la mano la información de cada uno de los equipos del Mundo.
— En 1982 se vivía una crisis económica muy fuerte en el país, además de problemas con el petróleo, situaciones que parecen repetirse. ¿De qué manera afecta esta crisis al futbol?
— Afecta a todos los sectores, no solamente a la industria del petróleo o el sector empresarial. El futbol no se salva, por eso debemos hacer algo diferente para mantener el espectáculo y meter gente a los estadios; buscar estrategias para que el futbol sea un gran negocio.
— Decía Decio de María, secretario general de la Federación Mexicana de Futbol (FMF), que es precisamente eso en lo que se ha fallado los últimos años, la falta de espectáculo.
— Si nos preocupamos por mejorar la calidad del futbol, mejorar talentos y desarrollarlos, nuestro deporte irá para arriba y la gente regresará a los estadios.
— Precisamente los partidos como el Guadalajara-Pumas permiten que el futbol se renueve aunque sea unas cuantas veces en cada torneo.
— Son partidos buenos. Ahora se maneja más la cuestión de la promoción en los medios y la consecuencia debería ser un buen partido, como fue el América-Guadalajara: intenso, con goles y emociones. Pero eso debería suceder en todos y cada uno de los partidos. Tenemos que hacer que los jugadores se metan en su trabajo y nos brinden más calidad.
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