Torreón, Coah.-
A Christian Giménez no le quedó más que levantar y desarrugar la diminuta hoja con la que descargó su dolor. Se trataba de la papeleta en la que se informaba su ingreso al campo, ese que se dio unos cuantos segundos tarde.
Asfixiado por el Santos Laguna, Luis Fernando Tena buscó soluciones en el banquillo. Ninguna mejor que “El Chaco”, veterano capaz de retener la pelota y otorgar tranquilidad a sus compañeros. El problema es que no lo hizo a tiempo.
Cuando se dirigía hacia el cuarto árbitro, León Vicente Barajas, Andrés Rentería halló aquel balón en el área celeste y venció a José de Jesús Corona (69’). Daga en el corazón de Giménez, El Flaco y todos los cruzazulinos, a los que un punto tras dos juegos les sabe a poco.
Empate (1-1) con sabor a derrota, en especial, porque —aún con el dominio lagunero— La Máquina se las ingenió para generar peligro en la portería de Oswaldo Sánchez.
Cuatro minutos después del tanto guerrero, Mariano Pavone tuvo el gol que habría representado el nocaut. Falló.
Eso explicó la rabia de Tena, quien se desahogó con sus auxiliares Salvador Reyes y Luis Carlos de Oliveira Pintado, también presas de la ira.
Aciaga noche para el hombre que volvió al timón de los Cementeros con la misión de darle la anhelada novena estrella. Además de la frustración por dejar ir la victoria, y hasta salvarse de la derrota, perdió a una pieza clave.
Pablo Barrera caminó durante los segundos finales del primer tiempo. Sentía un fuerte tirón en la parte posterior de la pierna derecha. Se le practicarán los estudios médicos correspondientes. Luce grave.
Tanto como la incapacidad celeste para mantener un resultado.
De poco sirvió la obra de arte creada por Mauro Formica (14’). Fue perjudicial, porque despertó ese instinto masoquista del estratega celeste, quien replegó líneas.
Hasta que echó mano de su símbolo, a quien laceró por no entrar a tiempo para evitar la igualada.