Al finalizar la primera mitad de actividad en los Juegos Olímpicos de Beijing, una extraña combinación se da con los deportistas mexicanos: a más apoyo, menos resultados. Mientras que los menos privilegiados, hasta el momento, han dado gratas sorpresas.
Dentro de los primeros casos está el del marchista Eder Sánchez, quien había planeado ubicarse entre los primeros seis, sin embargo cruzó la meta del estadio Nido de Pájaro en el lugar 15.
La carrera del mexicano previo a los Juegos Olímpicos había sido esperanzadora, cuarto lugar mundial el año pasado, la sexta mejor marca del orbe en 2008, tercer lugar en la Copa del Mundo de Caminata y varios podios en el circuito mundial, sin embargo, un “problema estomacal” dio al traste con el sueño del deportista, cuya beca es de las más altas dentro del fideicomiso CIMA.
Hasta hace tres meses, su ingreso mensual era de 18 mil pesos, sin embargo, con el aumento que CIMA dio a sus becarios en abril de este año quedó en 32 mil 400.
Este monto también es percibido por la velerista Tania Elías Calles, quien se encuentra en el penúltimo lugar, a falta de cinco regatas, a 70 puntos de la líder.
Calles llegó a Beijing como subcampeona panamericana y en el lugar 14 del ránking mundial. Aunque una lesión en el tendón de Aquiles frenó sus entrenamientos desde febrero hasta mayo de este año.
La diferencia entre Sánchez y Calles es que ésta última se encuentra dentro de los cinco deportistas con mayor inversión para su preparación durante el ciclo olímpico, con 5 millones 777 mil 216 pesos a lo largo de cuatro años.
Este presupuesto incluyó giras de preparación, competencias y equipo deportivo.
Los costos con relación a los de Sánchez se elevan, debido a la naturaleza de su deporte.
Antes de llegar a Beijing, Calles pretendía estar dentro de la lucha por las medallas, un aspecto que a la mitad de su competencia se ve complicado. Dos regatas han sido pospuestas por falta de viento y el calendario podría ser recortado dándole menos oportunidad para recuperarse.
Del otro lado de la moneda está las actuación de la regiomontana Mariana Avitia, quien ni siquiera contaba con beca de CIMA, pero logró colarse a los octavos de final de tiro con arco a sus 14 años y aunque sucumbió en esa ronda, ver a una mexicana entre las ocho mejores del mundo a esa edad no es algo de todos los días.
Por otro lado, Paola Espinosa, una de las cinco deportistas en la que más se invirtió este ciclo con 2 millones 992 mil 640 pesos, hasta el momento ha cumplido al adjudicarse junto con su pareja Tatiana Ortiz, la medalla de bronce en plataforma sincronizada.
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