México, D.F. / Julio 12.-
Aun cuando la distancia es abismal entre el mercado europeo y la tendencia a la baja en el entorno mexicano, se vislumbra un ambiente distinto, siempre y cuando el balompié nacional tienda a “profesionalizarse y a conseguir que se gestione como una empresa”.
Esto lo afirma Ferrán Soriano, empresario, consultor y ex vicepresidente administrativo del FC Barcelona, durante el periodo 2003-2008.
Soriano Compte ubica al balompié mexicano dentro de su realidad, pero al mismo tiempo, promueve ideas que podrían modificar su panorama, encaminado a lograr una mayor transparencia y provecho de sus recursos.
De visita en México para promocionar su libro, “La pelota no entra por azar”, en donde observa al futbol como una perfeccionada empresa, cada vez más lejana al factor suerte, el dirigente catalán aborda, en entrevista, el deterioro del escenario mexicano, a partir de justificar números rojos, mediante el respaldo de sólidas empresas y hace ver la urgencia de reportar ganancias con una estrategia que le permita hacerse notar más en el mundo.
“Si hablamos de mercados y de ligas, yo creo que la mexicana tiene una oportunidad fabulosa, porque cuenta con más aficionados, posee más dinero que algunas otras ligas americanas, como la Argentina, por ejemplo, y sin embargo, no ha hecho tan bien su venta al exterior”, opina Soriano.
“Yo hablo con algunos jugadores mexicanos y otros que no lo son, que si viene una oferta para venir a México, y lo que dicen es, ‘si voy a México, no me va a ver nadie’, porque el futbol mexicano no se ve en el mundo. Se ve mucho más el argentino y ahí el negocio está pensado para vender jugadores, nada más”.
Por eso, agrega, “en México, la situación de partidos es mucho mejor, porque hay más demanda interna y el futbol mexicano tiene más dinero, pero no ha hecho el esfuerzo de venderse al mundo”.
En ese ámbito, recuerda que al principio, los partidos de la Liga española se regalaban, las televisiones asiáticas no pagaban casi nada. Incluso, las cadenas mexicanas tenían partidos gratis, para generar interés y que el futbol de la hoy campeona de Europa fuera visto en el mundo.
“Creo que el camino para el futbol mexicano es, como el de todos, el de profesionalizarse y conseguir que se gestione como una empresa y después hacerse ver más en el mundo. Al final, no hay nada mejor para México que un jugador de este país gane la Champions League o juegue en el Barcelona (caso Rafa Márquez), en el Manchester United o en el Milán. Hay que hacer que todo sea un poco un escaparate, en donde los buenos jugadores se vean al mundo”.
Los millones europeos
Para hacer notar lo mucho de lo que ha perdido nuestro futbol, Soriano saca a relucir cifras del balompié europeo y específicamente del español.
“Al final, nos guste o no, hay una relación directa entre el dinero que uno gasta, el presupuesto que tiene un club de futbol, el nivel que es capaz de mostrar, el producto que puede ofrecer y las posibilidades que tiene de ganar. Veamos por ejemplo, la Liga española. En pesos, el Barcelona y el Real Madrid ingresan entre 6 mil y 7 mil millones al año”, explica Soriano Compte.
“El siguiente club en cuanto a tamaño es el Atlético de Madrid y el Valencia, que ingresan unos 2 mil. Y luego, los clubes más modestos, perciben alrededor de 400 millones de pesos. O sea, las distancias son muy amplias y responden a la demanda, a cómo es el mercado”.
En ese sentido, señala, que “hay muchos más aficionados del Barcelona y del Real Madrid. Los clubes que tienen éxito son los que entienden muy bien cuál es su posición en el mercado y se ponen objetivos acordes. Te pongo un ejemplo. En España, el Valencia y el Sevilla son de más o menos el mismo tamaño. Yo creo que el Valencia factura unos 120 millones de euros, que vienen a ser unos 2 mil 400 millones de pesos y el Sevilla 80 millones, que serían unos mil 600 millones de pesos, por lo que es bastante similar”.
El Sevilla, prosigue, “gana dinero y el Valencia ha perdido muchísimo, porque el primero ha entendido la estrategia para su tamaño. Ha ganado y ha adquirido jugadores, sobre todo en Sudamérica, a precio relativamente bajo, a los que luego vende caros”.
Entonces, dicho club se ha mantenido en un presupuesto, de estos mil 600 millones de pesos, ganando dinero. Un club del mismo tamaño, como el Valencia, ha intentado competir con los clubes mayores con ingresos de 2 mil millones y ha perdido económicamente. Lo anterior, a causa de que ha comprado jugadores caros, ha subido el nivel y tiene una situación económica difícil.
“La clave es entender en qué situación está uno en el mercado y qué tiene que hacer”, añade.
En ese panorama, Ferrán Soriano hace notar el éxito del mercado europeo, a partir de la inversión de los grandes, que permiten subsistir a los chicos y que hacen de la competición europea un espectáculo sin igual, dado que se trata de competir contra los grandes clubes ingleses, franceses, holandeses…
Estados Unidos, en cambio, adapta un modelo muy diferente. Aislado en su entorno, opta por darle armas a los demás equipos, de sus distintas ciudades, para hacer de la competencia más interesante. Así, en el baloncesto, el beisbol, el futbol americano e incluso el soccer, “maneja la teoría del balance competitivo, porque si un equipo es mucho mejor a los otros y gana siempre, al final eso es malo para la competición y hay menos incertidumbre en cuanto al resultado de cada partido. Por eso existen mecanismos de corrección, como lo es el draft”, asegura.
Vencer al azar
De vuelta al tema de su libro, Ferrán Soriano arguye que detrás de los triunfos de un equipo hay trabajo de gestión, igual que en cualquier otra empresa.
“El título viene de una pequeña anécdota: uno de los antiguos gestores, mayor que yo, me aconsejó: ‘no vengas aquí con grandes ideas de gestión de empresa ni de sentido común, porque esto del futbol es diferente. Si la pelota entra, todo está muy bien, y si no, está fatal’. Pero el libro lo que viene a demostrar es que no es así”.
E insiste: “Aquí expongo experiencias y anécdotas de lo que he visto en los últimos años y al final, para ganar hay que trabajar mucho, con el mismo sentido común y racionalidad que cualquiera otra institución, para dejar al azar un espacio pequeño”.
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