San Pedro Sula, Honduras / Abril 2.-
Las horas de Sven-Göran Eriksson al frente de la Selección Mexicana, están contadas. Había pasado solo una hora del silbatazo final de Honduras 3-1 México y Néstor de la Torre ya había recibido diversas llamadas telefónicas.
Con ademanes que denotaban molestia, el presidente del Comisión de Selecciones Nacionales sostuvo charlas telefónicas de más de 10 minutos cada una. A su lado, Justino Compeán, titular de la Federación Mexicana de Futbol (FMF), miraba con desesperación.
El próximo 27 de abril, el Consejo de Dueños dictaminará el futuro del estratega sueco, que parece estar decidido. Las próximos casi cuatro semanas servirán para decidirse: Javier Aguirre o José Manuel de la Torre.
“Tenemos que hacer un análisis profundo, porque tenemos claro el objetivo de ir al Mundial y no podemos continuar sin obtener unidades como visitantes”, sentenció Néstor. “En estos momentos, estamos con el riesgo de que un descuido en casa, nos pueda costar la clasificación”.
Y lo peor es que Eriksson se nota resignado. Aunque sentencia que “si dependiera de mí, no me iría. No tengo casa en Manchester”.
“No depende de mí, ya veremos lo que sucede”, agregó con un tono de voz demasiado bajo. “Contra esto no puedo hacer nada. Nos metieron los goles muy fácil”.
Porque fue incapaz de negar que su planteamiento tuvo grietas, como la incursión de Jonny Magallón en la lateral derecha, así como la nula aportación de Luis Pérez en el mediocampo.
“En algunos momentos, fue nuestro mejor partido como visitantes”, consideró Sven. “Lo que nos falló fue la generación de jugadas al ataque, porque Honduras llegó en muy pocas ocasiones y nos hizo tres goles”.
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