LAS VEGAS, E.U.- Floyd Mayweather, de nuevo con un estilo defensivo, parece invencible y este sábado lo volvió a demostrar, al sumar dos cinturones más, uno de esmeraldas, aunque poco le importó ser abucheado y ser el villano en su propia casa.
A segundos de terminar el duodécimo y último round, Floyd se sabía ganador sobre el filipino Manny Pacquiao, levantaba la mano en señal de triunfo y así fue. Los jueces dieron puntuaciones de 118-110, 116-112 y 116-112, un tanto injustas, pero el vencedor sí fue “Money”.
El escenario lucía pletórico, lleno a reventar con más de 16 mil espectadores. Se entonaron los himnos nacionales de México, por el cercano 5 de mayo, los de Filipinas y Estados Unidos, y al término de los tres retumbó el “Manny, Manny” en el inmueble. No había duda, era el favorito.
El primero que arribó fue el tagalo, lo hizo con la canción que él entona y la arena era un manicomio, pero se transformó en un gigantesco abucheo que superaba cualquier aplauso o grito cuando apareció Mayweather. Estaba en su casa, pero con la gente en contra.
El primer jab lo lanzó Mayweather. Eran las 20:59 de la noche y comenzaba una batalla reñida, poco espectacular, donde volvió a predominar el estilo defensivo del “Pretty boy”, quien se llevó un susto.
Eran las 21:12 cuando la zurda del filipino se impactó en el rostro del norteamericano, quien fue ferozmente atacado, pero nada qué lamentar. La afición vivió en ese instante quizá su momento más emocionante, miles se pusieron de pie, pero volvieron a su asiento.
La pelea de los 300 millones de dólares para repartirse entre ambos ofrecía pocas emociones. La gente gritaba y coreaba cualquier impacto del filipino, y el “Manny, Manny” se repetía de forma constante.
Pero nada parecía inquietarle a Mayweather, fiel a su estilo. Incluso, ante la lluvia de golpes que se impactaban en su guardia, parecía decirle “no, no” a Manny, pero el asiático no se rendía, aunque parecía cansado.
Eran las 21:42 cuando arrancó el último giro. Un abrazo entre ambos marcó su inicio, todo siguió igual y Floyd lo cerró con el brazo en alto los últimos segundos en señal de festejo, el cual se consumó instantes después con la decisión unánime.
Tres minutos después Floyd festejaba sobre las cuerdas, la gente lo siguió abucheando, como ocurrió desde la ceremonia de pesaje, pero nada ni nadie le quitó sus títulos mundiales welter del CMB y AMB, sumó el de la OMB y también uno especial, el cinturón esmeralda.
Tras conocer la decisión de los jueces, la fiesta de Floyd siguió entre abucheos, con los cuales se marchó de la arena por uno de sus pasillos; Manny, en tanto, se quedó para agradecer a la afición y llevarse otra ovación, como ocurrió en toda la noche, aunque se fue destronado.
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