México, D.F. / Mayo 17.-
Fue una especie de milagro, así lo sintieron los Pumas, que nunca habían remontado una desventaja de dos goles en Liguilla. Lo más cercano a algo como lo de este sábado, ocurrió en la 1984-85 cuando pasó sobre el Puebla luego de igualar el global y finiquitar en penaltis. Lo del sábado supera el antecedente y por mucho.
Pero para llegar a la algarabía con la que los aficionados Pumas despidieron a sus jugadores tras la victoria de 3-0 y el pase a semifinales, tuvieron que pasar 85 minutos de un partido tenso, el de vuelta, que los Tecos perdieron por una mala apuesta del técnico Miguel Herrera, quien faltó al estilo que le distingue en busca de conservar la ventaja.
Juan Francisco Palencia volvió a vivir una de esas tardes de gloria con el traje de héroe, al marcar el tanto (85’), con el que los felinos aseguraban el pase a las semifinales del Clausura. Un gol de puro corazón y fuerza, disparo colocado que reventó el carnaval en el Olímpico Universitario.
Tanto drama por la suspensión al zaguero Darío Verón para que su suplente, Carlos Humberto González tuviera una tarde tranquila, gracias a la postura táctica del estratega zapopano, quien le apostó a un contragolpe que finiquitara las ilusiones locales, pero éste jamás llegó.
Herrera plantó a su equipo detrás de la línea de la media cancha, para invitar a los universitarios a chocar con una pared emplumada de nueve hombres (incluido el meta José de Jesús Corona), para dejar a Rodrigo Ruiz y Fredy Bareiro solos al ataque. Nada. La respuesta de Ricardo Ferretti fue poner a Efraín Velarde pegado a Ruiz y asunto arreglado.
El encuentro se jugó en un 95% del tiempo (activo y perdido) en la mitad del campo defendida por los visitantes, quienes aguantaron los primeros 45 minutos como verdaderos soldados ante las ofensivas de los felinos, quienes por más que buscaban un hueco por donde entrar, se topaban con la necedad emplumada.
Jehu Chiapas, Dante López e Israel Castro tuvieron un disparo, cada uno, para ser lo más peligroso ante Corona; de no ser por el arquero nacional, los Tecos se hubieran comido tres desde la ida, vaya, no hubieran jugado la Liguilla.
Pero la magia del guardameta tapatío no pudo sobrevivir a las deficiencias de su defensa, que en una desconcentración, al iniciar el complemento, dejaron abierta la puerta para que Dante López (46’) iniciara la reacción auriazul con disparo pegado al poste derecho, tras encontrarse un rebote en el área.
Los Tecos estuvieron cerca de sentenciar la eliminatoria cuando Elgabry Rangel (51’) se encontró el esférico por derecha y disparó fuerte con dirección de gol, pero el veterano Sergio Bernal logró desviar el tiro, en una parte más del milagro puma.
La sacudida para los locales fue inmediata, y el agobio a la meta visitante continuó. Al borde de la desesperación, los Pumas encontraron tranquilidad cuando Palencia marcó el segundo tanto, el del pase a semifinales. “Claro que estoy contento por haber marcado este gol, pero esa atajada de Sergio (a Rangel) también fue fundamental, por eso digo que este resultado es por el trabajo de todos”, explicó Palencia al borde de la cancha.
El tanto de David Toledo (90’), fue un lujo para continuar con el festejo en las tribunas, que volvieron a la vida a ritmo de tamborazos.
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