San Pedro Sula, Hon. / Nov 19
Es apenas una centena de personas, con banderas catrachas, que anticipa cada paso del operativo de seguridad, el cual procura -sin mucho éxito- evitarle contratiempos a la Selección de México, en su arribo a suelo hondureño.
Un autobús, frente a la puerta principal del aeropuerto, parece aguardar al Tri. Pero no, en realidad hay otro vehículo idéntico en la parte posterior. Y hasta allá van a parar los fans, que se suman a otro centenar, pero de reporteros.
Una camioneta estorba el acceso y el resto de la tarea la ejecuta una veintena de miembros de la policía nacional. Mantienen a la distancia a la gente, que lanza toda clase de improperios en contra de los futbolistas.
“¡Están ca…..!”, gritan en coro; “¡México, go home!”; “¿cuál es el miedo?”, son las expresiones que se escuchan en la terminal aérea, durante la llegada del equipo tricolor.
Algunos ondean la bandera hondureña, otros portan una manta con la leyenda: “Mexicanos naturalizados, aquí en Honduras los haremos bailar punta con seleccionados hondureños, 100% catrachos, les callaremos la boca…”, amarrada a una trompetita que rechina de vez en vez.
Y es que las críticas de los seguidores locales se mofan del “nuevo Tri”, porque -según ellos- son unos “¡naturalizados!”. “¡Jugaremos contra el resto de Sudamérica!”, insisten, burlones, porque consideran la presencia de Matías Vuoso y Antonio Naelson “Sinha” suficiente motivo para reírse del representativo mexicano.
“¡Márquez, Márquez, Suazo es tu papá!”; “¡Honduras, Honduras!”, insisten en gritar.
El arribo se produce poco antes de las 19:00 horas y el autobús llega al filo de las 20:00 al hotel de concentración, porque (como estaba previsto) no iba a ser posible pisar la cancha del estadio Olímpico Metropolitano, pese a la cercanía con el aeropuerto, entre otras razones por realizarse a esa hora la práctica del conjunto local.
La explicación que da el director técnico del Tri, el sueco Sven-Göran Eriksson, es que “sabíamos que el tiempo, aquí, es malo, por la lluvia; por eso decidimos entrenar bien durante la mañana, en México, porque era importante para nosotros aprovechar el único buen entrenamiento todos juntos”.
El lento trayecto incluye un desfile de vehículos, que transporta reporteros y fanáticos catrachos, mientras otra camioneta traslada a los directivos mexicanos incorporados a la delegación.
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