Kiev, Ucrania.-
Ashley Young tenía miedo de hacer contacto visual y perder la batalla de los sentimientos. Lo que no sabía el atacante inglés es que llegó derrotado a la cita con ese monstruo llamado Gianluigi Buffon.
Desafiante mirada, arrolladora personalidad y una voz que intimida a cualquiera. El portero italiano disfruta estar en el paredón, porque es un auténtico escapista.
Maestro en el control de las emociones, paralizó corazones al término del tiempo extra.
Varios de sus compañeros se quedaron boquiabiertos mientras el capitán de la Nazionale se enfilaba al vestuario. Les guiñó el ojo derecho y volvió en menos de tres minutos. Necesitaba un desahogo corporal.
Estaba listo para lo que venía. Es la parte que más le gusta. Hay veces que ni siquiera tiene que echar mano de sus habilidades como atajador. La estampa le es suficiente para que el balón no entre en el marco. Volvió a suceder este domingo, justo cuando los aficionados ingleses ya se imaginaban en la semifinal de la Eurocopa, contra Alemania. Ilusión que se despedazó con aquel violento impacto en el travesaño.
Young avanzó lento hacia el área. Andrea Pirlo acababa de regalar una cátedra de temple al ejecutar su penalti a lo Panenka. Gesto de un hechicero con delicados pies y nervios a prueba de todo. Fallar hubiera representado la hecatombe.
Esa que el jugador del Manchester United desató con su falta de seguridad. Buffon sonrió pícaramente y cerró el puño derecho, mientras la portería todavía se cimbraba, al igual que los seguidores del equipo blanco. El coloso se movía.
Terminó de despertarse cuando otro Ashley se derrumbó antes de patear el esférico. Al igual que Young, Cole clavó la mirada en el césped. No quería ver a Buffon. No hacía falta. El arquero adivinó la ejecución. Disparo detenido. Clasificación a la siguiente ronda, donde le espera otro titán, frente al que nunca ha perdido en Copas del Mundo o Eurocopas (tres victorias y cuatro empates).
Alessandro Diamanti oficializó el boleto con su engaño a Joe Hart. Las lágrimas de Riccardo Montolivo fueron secadas. Ya nadie se acordaba de que había fallado la segunda oportunidad de la Squadra Azzurra en la tanda. Buffon y Pirlo lo abrazaron durante la celebración.
Triunfo a lo Italia, con el 0-0 en tiempo regular para la estadística y la definición como nuevo capítulo en ese extenso libro de gestas teñidas de azul.
El guardameta de la Juventus ha protagonizado varias. Apenas fue el tercer éxito italiano en una serie de penaltis (dentro de Eurocopas o Mundiales)… Él estuvo en dos. La otra se presentó en el juego por el título de Alemania 2006, contra Francia.
Octavo duelo sin goles, protagonizado por los azules, en la historia del torneo continental. Ningún representativo acumula más.
Es su modus vivendi. Extraña fascinación por el drama, sustentada con las victorias que enarbolan la hoja curricular de un gigante. Triste noche para el polémico Mario Balotelli, sólo endulzada por su buena ejecución en el primer penalti.
Montolivo pareció echar todo por la borda con su pésimo disparo… Hasta que el monstruo llamado Gianluigi Buffon decidió fulminar el éxtasis británico. Young lo presintió. Por eso, no quería verlo.
Al final, 4-2 a favor de Italia.
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