México, D.F.-
En lo grupal, Cruz Azul no tiene nada que celebrar, pero en lo individual hay quienes alzan la mano y se ponen en los cuernos de la luna.
Uno de ellos es Javier Aquino.
Pero el volante oaxaqueño de apenas 22 años, tuvo un 2011 de ensueño y en lo que va del 2012 sigue en ascenso, tiene una obsesión.
“Lo cambiaría todo, absolutamente todo por ser campeón”.
Sí, esa es la obsesión del extremo, de esos que ya no hay.
No importa que en la Máquina se quitó el estigma de cambio de lujo, para ser todo un titular; en Selección fue llevado a la Copa América; fue medalla de oro en los Panamericanos; fue llamado por primera vez a la mayor y calificó a los Olímpicos.
Pero quiere ser campeón.
“Sí, qué bueno [todos los logros propios]… Pero la verdad es que cambiaría todo esto por una sola cosa… darle la corona a Cruz Azul”, dice sinceramente Aquino.
El amor por Cruz Azul es de años: “Llegué a los 13 años de edad, prácticamente es mi segunda casa. Me acabaron de educar, de formar, me alimentaron, me dieron un techo y eso me ha ayudado a sacar adelante a mi familia. Así que lo único que deseo es agradecerlo con un título”.
Esa es su obsesión.
Bueno y pequeño
Aquino se ha ganado su fama, pero por el momento no se la cree, sigue siendo el mismo chico que salió de Oaxaca.
– Dcen que eres muy bueno.
“Sí, eso dicen. Pero no sé… Me ha ido bastante bien pero no hay que agrandarse. Esto es un proceso, y el profe [Enrique Meza] me ha llevado paso a paso. No me da minutos de más, ni de menos”.
– En verdad ¿no te agrandas?
“Uno nunca debe de olvidar de dónde viene. Soy un tipo normal, como los demás, pero con el trabajo más lindo. Mi familia y mi pareja me mantienen en el suelo”.
La posición en la que juega es de las que están en extinción. A Javier no le gusta el tráfico del centro del campo, él tiene como mejor compañera a la banda; le gusta el uno a uno, ahí hace valer su habilidad. “Por mi físico, por mis características, me acomodé ahí. Antes era delantero, pero cuando llegué de Lagunas, el profe me puso de volante y me gustó”.
– Por no crecer.
“Para ser delantero centro se necesitan otras virtudes y en el contacto físico yo perdería”.
Mas en la línea también hay contacto, patadas de los defensas que tratan de impedir, que Aquino los deje atrás. “Es parte del juego, pero he estado a salvo, hasta ahora. Sí, me patean mucho, pero no me preocupo”.
– ¿Hay patadas de mala leche?
“No las he sentido aún. Con ningún jugador he tenido bronca; son patadas porque me atropellan, ya que llego antes al balón. No he sentido patadas de mala voluntad”.
Otras de las cualidades de Aquino ha sido provocar expulsiones en los rivales. “Bueno, eso se da sólo, pero sí, hasta de algunos amigos como Sergio Ponce [de Chivas], pero es parte del futbol. No han sido patadas arteras, las expulsiones han sido de doble amarilla”.
Así, Javier Ignacio Aquino Carmona, se dice listo para lo que le viene; se dice listo para la parte final del torneo con Cruz Azul, tanto en Liga como en Copa Libertadores y con la Selección, buscar una medalla en Juegos Olímpicos.
“La Libertadores me motiva y ojalá sea considerado para ir a los Olímpicos. Es un año pesado, pero… je, no lo voy a cargar”.
Pero antes, hay que cumplir la obsesión: ser campeón.
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