Un grande prepara el adiós. Jefferson Pérez, nada menos que uno de los gigantes de la caminata mundial, cede la estafeta de América al andarín mexicano Eder Sánchez.
“Estoy verdaderamente feliz de ver el cambio generacional que se está dando en América Latina. Antes yo tenía que competir contra rivales de mucha trayectoria, y hoy vemos oponentes jóvenes como el caso de Eder, que encabeza a la nueva generación de la caminata latinoamericana. De alguna manera me siento un poco más tranquilo, más seguro de poder retirarme en estos momentos sabiendo que en Latinoamérica queda él como representante digno para poder competir a nivel mundial y olímpico”.
El ecuatoriano vive sus quintos Juegos Olímpicos, y lo hace libre de presiones, respaldado en la experiencia y una brillante trayectoria que lo ha instalado como campeón mundial y olímpico.
“Antes de salir de mi país me dijeron que ya no debo nada, que disfrutara de estos Juegos, que hiciera lo que quisiera hacer. Y vengo a Beijing a pasarla bien”. Y así se ve, con una serenidad que pudiera resultar preocupante para sus adversarios, decidido a sacar el mayor provecho a lo aprendido.
Hablar de favoritos para este viernes no le parece correcto, aunque manifiesta su deseo de que sea un representante de América Latina. “En Atenas aprendí algo importantísimo: no existen los nombres; sino los hombres”.
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