México, D.F. / Marzo 2.-
No es un bomboncito, ni posee curvas pronunciadas, pero Mima Shimoda tiene el don de encender la lujuria cuando pisa un ring.
“Mami, digo Mima Shimoda”, le grita la fanaticada en cuanto contempla su belleza oriental, sus llaves entre las que quisieran estar prensados aunque sea un momento.
Y es que por esta japonesa no pasan los años. A sus 38 sigue siendo una ladrona de suspiros.
Coqueta en su vestir, con sus uñas esmaltadas y el tinte rubio de su cabellera, Mima en un demonio arriba del cuadrilátero.
Es una de las rudas más agresivas y peladotas, repartiendo golpes y patadas con sus largas piernas y aventando escupitajos a quienes la abuchean.
—Qué es lo más bonito que te han dicho arriba del ring— se le pregunta a Mima, quien apenas entiende el español.
“Me dicen pinche japonesa”, y se suelta a reír.
Constantemente se disculpa por no entender el idioma y llena las lagunas con sonrisas. Fuma un cigarrillo, cruza la pierna.
“Okumura, El Negro Casas, Bucanero, ellos me ayudan a aprender el español”, dice apenada.
Pero la nipona, quien llegó a México hace tres años, tiene un lenguaje mejor para comunicarse: su cuerpo.
Y es que a ella le seduce ponerse el “traje de Eva”. En su natal japón, ya siendo una estrella en la lucha libre, posó como Dios la trajo al mundo y en diminuta ropa interior.
¿Cuántas veces lo ha hecho? “Como cinco”, responde. “De hecho tengo un libro con mis fotos”, presume orgullosa.
—¿Qué es lo que más te gusta de tu cuerpo?
—Toda, me gusto toda.
Por cierto, en dos meses entrará al estudio de una revista para caballeros —H para hombres — para una sesión fotográfica; sexy, candente, como a ella le gustan.
“Quiero sacar mi foto desnuda y pronto será la sesión con la revista H. Una oriental nunca ha salido desnuda ahí y quiero ser de las primeras”, se emociona Mima.
Para ello se está preparando. Sesiones dobles de gimnasio y una dieta especial son parte de la disciplina a la que se ha sometido para hacer soñar a los caballeros, para desplegar su sensualidad en el ojo que la mira.
“Yo no quiero que me vean como una modelo. Quiero que me vean como una luchadora, quiero lucir mis músculos”, confiesa la nipona, cuya sonrisa aflora a cada palabra suya.
Pero Mima es insaciable. No sólo busca mostrar en las páginas de una revista, sino que se agote al publicación para salir en Extremo, ahí sí, sin ningún tipo de ropa que tape su cuerpo.
“Éso es lo que quiero y lo voy a lograr”.
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