México, D.F. /Octubre 6.-
El curso de los años no merma ese agrio carácter. Perenne, en don Manuel Lapuente, la mirada firme, desafiante. Directas las palabras con las que descubre su encono hacia Carlos Reinoso, al ver sumergido a un América destinado para él y del que fue despojado por El Maestro, transformado en villano del melodrama futbolero.
“No era la época de Reinoso, era mí época y me la quitó”, expresa una y otra vez, obsesionado. “Eso fue lo que pasó, tan simple. Eso se paga y se paga caro, como sucedió”.
A la distancia, el hombre de la boina libera toda la rabia contenida durante el reinado del entrenador chileno. Convencido del despojo, Lapuente lamenta haber perdido la ocasión.
“Me quitaron la oportunidad de volver a ser campeón, es la verdad”, descubre, enfático. “Lo que se pretendía era la Libertadores y yo los llevé a la Libertadores de América. Quedamos en semifinales en la primera temporada y ni siquiera me dieron chance de terminar la segunda”.
Luego, el viejo estratega acentúa, arrogante, la sabiduría que le permitía imaginar el escenario que las Águilas obtendrían, si se dejaban seducir por el americanista Reinoso. “Bueno, pues ahí están las consecuencias y lo dicho vale doble”, añade incólume.
Convencido, cataloga de “estrepitosa” la caída del ave, al tiempo que aconseja al Capitán Furia Alfredo Tena, para no comprometerse a cambiar el rostro de un equipo al que ve sin posibilidades en lo que resta del torneo.
“Yo creo que es un error de Alfredo Tena mencionar que quiere y que va a rescatar la temporada”, comparte Lapuente. “Puede hacerlo o no. Es un problema similar al que nos encontramos en 2002. Lo palpé con el licenciado [Javier] Pérez Teuffer, quien era el presidente. Faltaban ocho o nueve fechas para terminar y le dije: ‘No esperes calificar, el equipo está bastante mal. Anímica, afectivamente. Hay jugadores que ya no quieren, otros que se hacen que quieren y que no pueden y el equipo está dañado. No me pidas este año calificar. Déjame preparar al plantel para el siguiente’. Se ve muy drástico lo que estoy diciendo, pero yo creo que es lo inteligente a seguir”.
Recuerda que en 2005 sucedió algo similar. “El señor [Guillermo] Cañedo [White] me nombró vicepresidente y le mencioné: ‘No aspires a calificar, porque va a estar muy difícil, el equipo está dañado en muchos aspectos’. Había que dar de baja a unos jugadores y necesitábamos buenos refuerzos. Me hizo caso y así fue”.
Ahora, Lapuente observa un entorno parecido. “Más o menos en la misma circunstancia está Alfredo Tena. No sé si lo mencionó a la directiva o no, obviamente, porque el público siguiera [asistiendo] no lo mencionaron. Lo inteligente, obviamente es darle tranquilidad a Alfredo para que piense qué es lo que se puede hacer. Y puede tener resultados inmediatos, que sería calificar, aunque en este momento está muy difícil”, evalúa.
Por eso, primero que “limpie al equipo, que lo construya y saque a la gente que no sirve, porque en este momento es indebido hacer a Alfredo responsable de lo que se hizo mal”, remata.
(6/oct/2011)