Oakland, California / Julio 6.-
Está claro que Javier Aguirre no salió convencido del triunfo sobre Nicaragua este domingo (2-0); de hecho, ningún otro mexicano lo hizo, aunque un ganoso Pablo Barrera pintó más alegría a la tarde. Incluso los jugadores, defensores del resultado por encima de las formas, entendieron que faltó más.
Dueña del balón por decisión de un rival muy limitado, la Selección Nacional retornó a la impotencia de manifestar esa superioridad en el resultado final. México abrió la Copa de Oro con la mitad del objetivo conseguido: Se sumaron tres puntos, pero no se han movido esas piedras que permitan avanzar en el tema de la confianza de cara al compromiso ante Estados Unidos el 12 de agosto en la eliminatoria.
Y es que aunque suene recurrente y cansado para los jugadores, el asunto es que a Aguirre se le “contrató para ir al Mundial” y se juega la Copa de Oro en busca de mejorar para lograrlo. Pero hay algo que parece amarrar a los tricolores al fondo de su futbol y no explotan.
Si algo le faltara al técnico mexicano para tronar en coraje, el destino se ha empeñado en dibujar líneas torcidas por el camino que recorre la Selección, en busca de entrar a la dinámica de Aguirre. Atacada por el infortunio de las lesiones y una falta de conexión, se le dificulta convencerse de lo que desea el entrenador.
Y es que a la falta futbolística se le suma, en los últimos dos partidos, los problemas físicos. Carlos Vela salió lesionado al minuto, lo que rompió los planes del estratega. En su lugar, entró Alberto Medina con la misión de ser solución a lo que Aguirre ya no puede controlar, lo corporal.
Pero Medina, que por la derecha ha quedado corto, fue de menos aporte por la banda izquierda y como acompañante de Miguel Sabah al frente. Israel Martínez tuvo mejor suerte hasta encontrar la jugada con la que México abrió el marcador de penalti.
Luis Miguel Noriega tuvo confianza para cobrar y marcó el 1-0 a favor del cuadro tricolor, que se fue al vestuario, para el medio tiempo, con un poco de serenidad, aunque no la suficiente como para que Aguirre modificara para el complemento que fue mejor en función de esos cambios.
La entrada de Pablo Barrera dio oportunidad a Medina de jugar por derecha y a Dos Santos de acompañar a Sabah por el centro. El técnico mexicano exigió a sus jugadores abrir la cancha y por momentos lo hicieron, con lo que ganaron terreno y fuerza ofensiva.
El atacante de los Pumas fue el encargado de despertar a la tribuna por segunda ocasión en el encuentro. Cabezazo de Barrera (85’) a pase de Medina que cambió los números en el marcador, mas no en la mente de Aguirre.
La realidad es que se ha ganado en el debut de la Copa de Oro con un penalti y mucho esfuerzo de un joven como Barrera, pero el Tri sigue sin convencerse de que tiene mejor futbol del que por desgracia muestra en la cancha.
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