Panamá, Pan.-
México jugó mejor, se plantó con personalidad en Panamá, pero de nada sirve si no hay gol, y sin goles los puntos llegan pero a cuenta gotas. Empate a cero que sólo permite seguir con el sufrimiento.
El Tri no se recupera de su mal arranque en el hexagonal y con este marcador está igualado en el primer lugar del hexagonal con Costa Rica y Estados Unidos, pero el problema es que tiene un juego más que ellos.
Siete puntos no alcanzan para saciar la sed de tranquilidad que quiere tener este equipo mexicano. México fue mejor, dominó, se plantó con personalidad en Panamá, pero sin goles, no hay tres puntos que celebrar.
Hay que seguir con el sufrimiento
Clásico partido de eliminatoria. Clásico árbitro inepto. Clásica violencia. Clásicas patadas y clásico el poco futbol. Fue un primer tiempo que estaba escrito en el libreto de las eliminatorias de la Concacaf, sobretodo cuando juega México.
El local, arengado por su gente, y un visitante que no se arruga, que entiende a lo que se juega, porque también hay que saber jugar a las patadas, pero sin fuerza ofensiva.
El Tri comenzó nervioso, quizá hasta un poco intimidado por el músculo que presentó Panamá como su principal propuesta, pero poco a poco la gente de experiencia sacó la cara. Entre (Gerardo) Torrado, “El Maza” (Francisco Javier Rodríguez) y (Carlos) Salcido, se devolvió golpe por golpe y cuando en golpes estuvieron igualados, quien tuvo más futbol, dominó.
Fue el sector derecho el que se explotó, ahí por donde Giovani escogió andar y asociarse con Javier Aquino. Ambos, pequeños, frágiles, no se amilanaron con el poderío canalero. Aguantaron uno, dos y tres recargones, patadas, para comenzar a explotar su velocidad y dominio de balón. En un principio los centros no eran precisos, todos eran cortados por la defensa rival, fue hasta el ocaso del primer tiempo que Aquino entendió el movimiento de Javier Hernández, quien se anticipó a todos, pero su remate pasó cerca de la gloria.
El Tri tardó, pero al final se volvió el mandón en la cancha y el silbatazo final de la primera parte le vino mejor a los canaleros, que estaban siendo plenamente dominado.
Cuando se reanudó el juego Panamá mejoró y Blas Pérez —en pelota parada— exigió a Corona, quien en la línea atajó el balón. Pero sólo fue una llamarada, porque de inmediato México volvió a mandar. Guardado explotó su banda; Gio hasta jugadas de tacón hacía, pero el gol no llegaba.
Panamá ajustó y agarró su segundo aire, no suficiente para inquietar, pero sí para hacerse del balón y volver a provocar el grito de la tribuna. José Manuel “Chepo” de la Torre respondió a los movimientos de Dely Valdés con la salida de los más peligrosos: Gio y Aquino, por el ingreso de (Ángel) Reyna y Gerardo Flores.
El partido se cerró. Ni uno ni otro pudo lo que intentó. Todo quedó en leves insinuaciones que a nadie dejan satisfecho. México suma tres empates a cero en el hexagonal.
No cabe duda, hay que seguir con el sufrimiento.
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