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Ciudad de México.-
Una de las máximas no escritas en el futbol señala que no es de merecimientos, pero la Selección Mexicana Sub-20 demostró todo lo contario en la final del Campeonato de la Concacaf al superar (2-1) a su acérrimo rival: Estados Unidos.
Los dirigidos por Fernando Arce fueron ampliamente superiores de principio a fin, pero tuvieron que emplearse a fondo para quedarse con la victoria y así poder levantar el trofeo en el Estadio León. Las Barras y las Estrellas pagaron cara la derrota.
Una selección menor de México logró limpiar un poco la mala imagen que la mayor ha dejado en los últimos años al sucumbir con la hegemonía de los vecinos del norte.
A pesar de que los juveniles mexicanos estuvieron encima de la portería rival, la escuadra estadounidense se puso adelante en el marcador, gracias a una anotación de Nimfasha Berchimas (52′).
La respuesta mexicana no se hizo esperar y Stephano Carrillo (Santos Laguna) logró empatar el compromiso en el inmueble leonés, pero el árbitro central anuló el gol del centrodelantero tras revisar la jugada en el VAR.
El reloj siguió transcurriendo con la ventaja para Estados Unidos y, cuando todo parecía indicar que la pizarra ya no se movería, apareció Mateo Levy (Cruz Azul) con un espléndido remate de cabeza para lograr la igualdad (96′) y mandar el duelo a los tiempos extra.
Los 30 minutos de añadido se vivieron sin demasiadas ganas de arriesgar por parte de ambas selecciones, demostrando que se sentían cómodas definiendo al campeón desde los once pasos.
Sin embargo, un héroe inesperado apareció para la Selección Mexicana en el último segundo para evitar la tanda de penaltis.
El defensa central, Diego Ochoa (Chivas), mandó el balón al fondo de las redes de Estados Unidos tras un certero cabezazo.
Explosión total de alegría para México que en los últimos años no ha podido disfrutar de las mieles del triunfo, pero que ahora puede celebrar un nuevo trofeo de Concacaf con miras a la Copa del Mundo Sub-20 en Chile, donde ya aseguró su participación.